veo un gran mar en calma.
Al fondo, también veo la ola quebrada
que arriba con espuma en la cresta.
Y en un rincón, el cielo se llena de bruma
mientras el rayo y el trueno los despiertan.
¡Cuánto tiempo llevo despabilado,
esperando el madrugar de tus ojos negros
para que traigan la luz a mi casa y a mi cielo!
Vengo de otros amores ciegos,
en donde no encontré en sus ojos
la luz del amanecer, ni la albor del alba.
Amores oscuros, de largas travesías
en las brumas del desierto,
en donde el sol nunca llega.
Serás tú mi lazarillo,
la que guíe mi vida hasta el infinito,
y si tengo que morir de amor,
¡que sea al calor de tus hermosos ojos negros!
Colección Hablemos de ti
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