y con él el frío a mi corazón.
Yo enciendo mi chimenea
para calentar mi soledad y mi pena.
Me siento detrás de mi ventana
viendo la lluvia caer en mi calle,
mientras el mundo pasa
por delante de los cristales,
pero tú ya sé que no volverás.
Un día volviste a tu tierra prometida.
Allí, lejos de mis tierras y mares,
te alejaste de mis costas abruptas
y de mis cálidas playas.
Te olvidaste de mi pelo,
de mis ojos y hasta de mis besos.
Desde mi ventana,
veo la gente correr
para volver a sus casas;
y tú desde el verano
que ni me llamas.
Ya olvidaste tu amor pasajero,
también te olvidaste de tus promesas
y hasta te olvidaste de mi "cara de ángel”.
Colección Hablemos de ti
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