LA BAÑERA.
Había llenado la bañera con agua caliente y sales de aroma de rosas. Me quité la ropa, me sumergí y allí estaba ella, desnuda y mirándome con esos ojitos verdes que a mí me quitan el sentido. Se fue acercando, hasta recostar su espalda contra mi pecho y con un hilo de voz, susurró, «te amo», que me dejo el alma helada. Chapoteó hasta mis brazos y llegó perezosa a mi boca, para besarme cuál mariposa. De esta forma, quedó dormida como una niña y mientras le cantaba una canción de cuna, en su rostro quedó grabada una picarona sonrisa.
Colección: 💯 PALABRAS DE COLORES BRILLANTES.
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