TODO EL GOZO EN UN POZO.
Me levanté con ánimos y con la esperanza de triunfar en mi intento. Tenía la intención de hablar con ella y pedirle relaciones serias. Me arreglé como un pimpollo, ensayé mi mejor sonrisa y me dirigí con más moral que el Alcoyano al herbolario de su padre.
Busqué la hora perfecta en que sus padres no estuvieran y entré con mi mejor porte, oliendo a perfume del bueno. Cuando de repente me di de narices con su madre.
— ¡Buenos días! ¿Qué querías?
— Una cajita de tila. ¡Por favor!
Y volví a casa, con el rabo entre las piernas.
Colección: 💯 PALABRAS DE COLORES.
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