TE PONES COLORADA CUANDO ME BESAS.
¿Si tú pudieras elegir entre un millón de amantes, a quién elegirías, amada mía?
Conociendo lo que tú más quieres en el mundo, sería fácil adivinar con quién te quedarías. Que sería yo el elegido, no me cabe duda alguna. Que hoy ando yo exento de modestia y es bien sabido y que en el arte de amar, en tus brazos, soy un tigre. Sé de buena tinta que tú me quieres de aquí a Buenos Aires, de ida y vuelta y no me equivoco ni un metro. Que a mí, no me hacen falta ni abuela ni tía que me alaben, que para este menester ando yo sobrado.
No quisiera, amada, parecer petulante, que contigo y en mi caso, ando yo sobrado de tus favores. Que si fuera, que un día, yo me ofreciera a tus labios; tú me envolverías en papel de regalo, con lazo incluido. Y esto lo digo, para que te enteres de lo que vale un peine, que luego vas diciendo, que no te echo cuenta. Con estas cuatro letras, queda claro que no es cierto, porque digas lo que digas, yo rubricaré mi poema, para que quede constancia de lo escrito en papel de seda.
Y corto me he quedado, con el poema en cuestión, porque como siga escribiendo te ibas a poner colorada como un tomate y no quisiera yo afectar tu talante, que andas últimamente con el corazón partido y sensible con tus emociones. Que bien lo sabes.
Juanjo Cardona
Colección: HISTORIAS DE MENTIRA.
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