JUEGOS PROHIBIDOS
¡Ay, ay! Caprichosa de los más oscuros juegos que iba descubriendo sobre mi desangelada piel de verbena. Sin darme un instante de respiro y cuando parecía que todo volvía a la normalidad, su maldad se duplicaba y no paraba en su empeño de acabar con mi débil esfuerzo por contener mis ansias.
Atado de pies y manos, me mordió los labios y brotó la sangre. Chupó de mi boca, sangre y saliva y dibujo sobre mi pecho una escena satánica. Bebió a sorbos el último aliento de amor que guardaba celosamente en mi pecho, mientras mis ojos delirabas los últimos espasmos en el intento por salvar mi desdichada calma.
Abrió los brazos de par en par y volvió a sus cantos. Ofreció mi cuerpo a los altares y aunque mi mente estaba poseída, me retuvo atado al cabezal, arañando cada centimetro de mis insípidas carnes.
Al amanecer, con las primeras luces del alba, fue desapareciendo con mi amor sujeto a su cintura.
Y allí permanecí, como alma en pena, muerto en vida.
Colección: YO; POETA. TE ACEPTO COMO MUSA.
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