Vaya por delante que nunca he sido partidario de las fiestas navideñas. Me parecen una pantomima exagerada de amor y consumo. Aunque no les hago ascos a las reuniones familiares aunque sea una vez al año.
Tenemos un grave problema sobre la mesa y nunca mejor dicho. Faltan cuatro días y todavía no sabemos cuantos seremos a comer la nochebuena y el día de Navidad entre família y allegados. Y mucho menos lo que debemos comprar para cocinar. Sera toda una incógnita hasta que nos den las órdenes pertinentes las autoridades competentes.
Así que no tendremos más remedio que salir corriendo el día que los geraldifes y sus cabezas pensantes, decidan dar los últimos retoques a los protocolos. ¡Mira que son rebuscados! No son capaces de coger decisiones extremas y mandarnos a todos a casa y encerrarnos a cal y canto. Esta claro que si habren la mano: los Reyes Magos, nos traerán una tercera ola en forma de tsunami que te vas a cagar patas abajo y, si cierran el puño, les caerán criticas como puñales.
¿Voto o vida? 'to be o not to be'
No, no me gustaria estar en su pellejo. Yo lo tendría claro: Todo el mundo a su puñetera casa y los allegados que se busquen la vida. Con lo que me ahorraría compraría: un jamón de jabugo pata negra, un pavo relleno. Una caja de vino y otra de cava del mejor del mercado. Y ha celebrarlo con mi parienta por todo lo alto. ¡Ala, y a dormir la mona!
Que manía en no querer reconocer que estamos de pandemia hasta las orejas. !Ala, ala! Todo el mundo por la calle de compras como si no hubiera un mañana. Pues sí, sí que lo habrá, y toda una vida por delante para celebrar Navidades y comprar regalos.
Pero esto será el año que viene, que habrá tiempo para todo y para todos con la nueva vacuna que ya la tenemos ahí apuntito en la nevera. Nos salvaremos de esta locura y volveremos a ser los de antes y nos podremos hacer los chulos en los bares contando batallitas del Covid-19.
Pero claro, habrán unos cuantas millares de personas que se habrán muerto sin poder compartir estas Navidades con sus seres queridos. Y todo porque unos cuantos descerebrados actúan como si no les importasen las vidas ajenas.
Colección: CRÓNICAS DEL CORONAVIRUS Y LA MADRE QUE LO PARIÓ.
No hay comentarios:
Publicar un comentario