Y no son tan solo unos pocos sin techo, sino que habrá un gran número de personas de clase media, que por culpa de la pandemia, se han quedado sin trabajo y no disponen de medios suficientes para alimentar a sus familias. Y esto es triste, pero que muy triste. En un estado de derecho como el nuestro esto no debería suceder bajo ningún concepto. Digo.
No, no debería permitir el gobierno, ni ninguna institución, que ningún español tuviera de mendigar un plato de habichuelas en largas colas de asociaciones como Caritas, Cruz Roja, Manos Unidad o donaciones particulares de bancos de alimentos que tengan de hacerse cargo de ellos para que puedan alimentarse.
Somos un pueblo, somos ciudadanos de una Nación. Se trata de ser una gran familia unida y en una familia, nadie debe pasar hambre. No debería haber una España de dos mesas. Las instituciones deberían gastarse menos en artilugios navideños: lucecitas, arbolitos, carrozas de Reyes Magos y repartir más en alimentos para los necesitados si los hubiera.
Mi nieto ha escrito una carta a los Reyes magos de Oriente y ha pedido un solo juguete para él y ha dejado escrito que no necesita nada más, que si hubieran otros presentes que se lo llevaran a los niños más necesitados. Mi nieto tiene 10 años y tiene más amor y conciencia que algunos mandamases que podrían medir mejor las necesidades de su pueblo. Igual a estos gerifaltes si les dieras un papel en blanco y un bolígrafo también se les ablandaría el corazón y pedirían a Santa Claus... "dar de comer al hambriento".
Colección: CRÓNICAS DEL CORONAVIRUS Y LA MADRE QUE LO PARIÓ.
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