¿Estamos todos locos, o qué? ¿O es qué aquí jugamos a ver quién la tiene más gorda? Los últimos que han meado fuera del tiesto han sido unos cuantos militares jubilados, que se han puesto de acuerdo y se han lanzado ha despotricar.
Que sí, que fueron militares de alto rango, gente muy importante e influyente. Qué la vida militar y su forma de entender la ley no es la misma que la de un albañil, camarero, maestro, abogado o tendero. Qué no, ni por asomo. Sus vidas tienen o tenían otro sentido en otros tiempos.
!Pero coño! Qué su momento ya pasó y no necesitamos ni gente ni ideas bélicas, ni fusilamientos publicos, ni cámaras de gas. Qué para que esto no vuelva a ocurrir hemos luchando y seguiremos luchando los españoles de a pie, para no repetir la experiencia de otra dictadura militar.
Lo de fusilar a 26 millones de españoles, ahí pienso que se han pasado tres pueblos. Creo sinceramente que ha sido un síntoma de demencia y tampoco hay que tomarlo al pie de la letra. No creo que la muerte de estos millones de personas, ni de una sola, sea una solución a los problemas de nadie. Además no sería fácil actualmente un genocidio. Saldría más caro que la vacuna. Vamos a ser serios y ha terminar de una vez con estos comentarios extremistas que faltan al respecto. Sean de quien sea y venga de donde venga.
Parece ser que el Covid-19 no mata suficiente y ahora salen unos iluminados con ideas nazis que ponen la piel de gallina. ¡Por favor! Qué estos personajes vivan en paz y calladitos. Que cobren la pensión y cuiden de su familia, que seguro que entre ellos hallarán algún tránsfuga.
Pues nada, que no hay día que no me sorprenda lo poco que vale la vida de la plebe. Unos mueren sin más, mientras otros nos matarían por mucho menos. Miedo me dan, no las palabras, aunque sean descabelladas, sino solo con pensar en la fragilidad de la humanidad.
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