Cuando me he enterado he llorado como un niño ¡Al fin estamos salvados! Ya podemos salir de fiesta. Me cayeron lágrimas como mares, (es que yo para estas cosas soy muy sensible) he sentido un gran alivio y he visto la luz al final del túnel y hasta algunos brotes verdes.
Salí a la calle en busca de algún bar abierto para beber unas cervezas frías y celebrar el notición con la gente de mi barrio. ¡Dios mío, que disgusto! Seguía todo cerrado y la calle estaba desierta, mientras a lo lejos vi acercarse un coche de policía recordando que seguíamos en pleno confinamiento y que si me pillaban se me iba ha caer el pelo.
Me han dado un susto de muerte y he vuelto corriendo como alma que lleva el diablo pensando que todo había sido fruto de mi enfermiza mente. Pero ¡coño! que es verdad, que no ha sido un sueño. Te prometo amigo, que han dicho que dentro de unos meses todo volverá a ser como antes; volverán abrir los bares y podremos repartir besos y abrazos a diestro y siniestro.
Tú no te preocupes por nada amigo mio, que dentro de poco estaremos todos a salvo del COVID-19. Pero mientras vayan terminando la fórmula de la vacuna, tú... ni caso. Tú sigue con los protocolos y la mascarilla puesta hasta los ojos, por si acaso la noticia se convirtiera en pesadilla.
Colección: CORINICAS DEL CORONAVIRUS Y LA MADRE QUE LO PARIÓ
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