En este país ya estamos todos metidos en el ojo del huracan: Políticos, jueces, policía, ejército, sanitarios y los pobres ciudadanos que somos los que pagamos los platos rotos de todas las decisiones que toman los mandamases. Lo que en Navarra se hace ley, en Alcorcón el juez dicta el contrario y lo que se permite en Canarias, en Toledo esta prohibido a cal y canto. Unos bares abren hasta las diez y otros sitios lo hacen hasta la una de la madrugada. ¡Ah! y de Madrid no escribo, porque considero que no es de recibo lo que están haciendo con los conciudadanos. El pueblo se ha cansado de recibir protocolos contradictorios y ya no se crea nada. Los más jóvenes se pasan las ordenes por el forro y los mayores estás agazapados en sus casas cagados de miedo.
No quisiera hacer sangre, pero éste no es el camino. Llevamos tiempo con el virus y no parece que hayamos acertada en como combatirlo y cada vez nos alejamos más los unos de los otros. Políticos, jueces, policía, ejercito, sanitarios y ciudadanos tendriamos que remar en la misma dirección, al fin y al cabo vamos todos en el mismo barco. No sé yo si esto será posible, cada vez veo más dureza a la hora de tomar decisiones y más decidía al acatar las restricciones. Creo que esta guerra la va a ganar el Covidien-19, no tan solo porque es un bicho malo de narices, sino porque se lo estamos poniéndo a huevo. Mientras no saquen una vacuna, pastilla o supositorio vamos cuesta abajo, sin frenos ni guardabarros.
Los espectáculos que se ven en algunos lugares; gente a porrillo sin mascarilla, bares abarrotados, botellones, fiestas privadas, etc. etc. No, no nos lleva a ningún lado, esto es un suicidio generalizada sin sentido. Ahora no es hora de nadar contra corriente, porque si esto no lo paramos entre todos, no habra un mañana feliz para ninguno.Colección: CRÓNICAS DEL CORONAVIRUS Y LA MADRE QUE LO PARIÓ.
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