Así como el animal, solo tiene la intuición de la supervivencia, nosotros, los humanos, además de esta condición también desarrollamos los dones de la mentira y la de interpretar las cosas a nuestra justa medida, que casualmente siempre favorece nuestro interés. No me quisiera desmarcar en ningún instante de mi condición ¡Dios me libre! y me pongo en el mismo saco.
Escribo esto, porque no he escuchado a ningún ciudadano hacerse responsable del contagio de nadie. Solo somos solidarios en los casos que nos conviene. Elegimos a nuestro libre albedrío entre el bien y el mal y sabemos a ciencia cierta como, cuando y con quien debemos quitarnos o ponernos la mascarilla. Además tenemos la potestad de dar consejos e incluso amonestar a aquellos, que bajo su responsabilidad, hacen con el uso de la mascarilla lo que le viene en gana. Aunque con tantos cambios gubernativos, anda el pueblo algo despistado.
En esta pandemia han salido del armario mucha gente, porque allí dentro, hay escondidos toda clase de personajes frustrados, locos para colocarse la estrella de Sheriff e ir ordenando, incluso insultando, a algunos "desalmados" o "descuidados" que van con nocturnidad y alevosía contagiando a su paso a la gente. Mi apoyo incondicional a todos los contagiados por este maldito virus, porque de ellos, los bienaventurados, los limpios de culpa, (que levanten la mano) será el reino de los cielos. Amén.
Colección: CRÓNICAS DEL CORONAVIRUS Y LA MADRE QUE LO PARIÓ.
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