De esta guisa nos cantaba la mítica SARA MONTIEL en la película "El ÚLTIMO CUPLÉ" allá por el año 1957. Casi nada la cancioncita de marras, que por ser de la época franquista, las letras no tenían desperdicio y hablaban muy bien de las virtudes del fumar.
Cuento esto porque en apenas sesenta y tres años hemos pasado de que el hecho de fumar era un placer, incluso sensual, a convertirse en un vicio mortal y contagioso para la salud de las personas que tenemos a nuestro alrededor. Quién soy yo para no estar de acuerdo en prohibir fumar en lugares públicos, terrazas, bares e incluso en las calles. Pero me pregunto ¿Porqué han estado seis meses en descubrir algo tan evidente? No quisiera ser pájaro de mal agüero, pero no hacía falta tantas alforjas para deducir algo tan evidente. Y es que parece ser que les cuesta prohibir las cosas que dejan dinero en las arcas del estado. Muy a pesar de que por causas derivadas del tabaco también mueren más de 50.000 personas anuales en España y de estos datos que son públicos, no hacen ni puñetero caso. Acordémonos de que en el primer confinamiento en el mes de marzo solo dejaron abrir las farmacias, las tiendas de alimentación y casualmente los estancos. Misterios de la vida.
Estoy pensado de que si la querida SARITA levantara la cabeza, seguiría fumando y esperando tras los ventanales a su amante solicito y galante, acabarían prendiendo la llama del amor tendidos en un Chaussee logue.
Y así no es de extrañar, que en aquellos tiempos la gente fumara como carreteros y los niños a los quince años, iban sacando humo por las calles. ¡Que tiempos aquellos en que fumar era un placer!
Colección: CRÓNICAS DEL CORONAVIRUS Y LA MADRE QUE LO PARIÓ.
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