¿Quién
puede decirme dónde está la Estrella de Oriente en primavera? ¿O, será
que la sacan solo en enero para ir en busca de Jesús el Nazareno? ¿Quién
nos guía hoy que la tierra esta encabritada hasta las mismísimas entrañas? ¿Es
que los Ángeles ya no salen al portal de Belén a recibir a los campesinos ni a
los Reyes Magos para que obsequien al Niño con presentes? ¿No será que el cuento del amor y la esperanza hace meses que terminó y
ahora es tiempo de muerte y el pesebre y la tallas de porcelana están guardado en el desván hasta la próxima
Navidad?
El mundo se ha convertido en una lotería, nada es verdad ni nada es mentira. Todo es relativo, nada tiene sentido, lo aprendido hasta hoy no sirve de nada y los principios de la vida que nos enseñaron nuestros padres se han ido al carajo. Todo da vueltas como en una noria. Nada será otra vez como antes y sin embargo nosotros no sabemos ser de otra manera. ¿Quién nos hubiera dicho, listillos, que siempre nos cargamos de filosofía barata, que somos todos unos pardillos de tres al cuarto, que viviríamos enjaulados como los pájaros? Creemos saber de todo y no tenemos ni puñetera idea de nada. ¿Quién nos hubiera dicho que estaríamos en pañales, cagados de miedo, esperando que alguien pare la maquina de la muerte? Y todo al fin y al cabo, para salir corriendo ansiosos a los bares a discutir de estupideces sin sentido.
Colección: CRÓNICAS DEL CORONAVIRUS Y LA MADRE QUE LO PARIÓ
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