Abandoné el delirio a un lado,
incrédulo e incauto sin saber el motivo,
me senté al borde de la cama.
me senté al borde de la cama.
Miré, sin ver.
Olí no sé qué,
y no oí nada.
y no oí nada.
¿Què hacia allí?
¿Quièn me arrastró
hasta aquí?
hasta aquí?
¡No recuerdo, no sé!
Maldito vino, maldita borrachera,
maldita memoria, sé que amé,
pero no recuerdo a quién.
Vagamente me viene presente
un cuerpo de terciopelo,
unos pechos prietos, unos ojos inmensos,
unas manos inquietas y unos etéreos besos.
Maldito vino, maldita amnesia,
que no atino a recordar
a tan bella dama abrazar mis deseos.
Sólo queda la tristeza de una noche olvidada
en la que me amaron con desenfreno.
en la que me amaron con desenfreno.
Maldito vino, maldito resaca,
que intuyo por las sabanas
y por el perfume barato,
que fue una noche salvaje.
y por el perfume barato,
que fue una noche salvaje.
La busco con la mirada abstraída
y con el corazón en vilo,
miro a diestro y siniestro.
miro a diestro y siniestro.
No se oyen ni voces ni lamentos.
¡Maldito vino, maldito trago,
que no calma la sed de mi cuerpo!
Colección A quién no le guste la poesía,
que arranque la primera letra.
que arranque la primera letra.
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