Cada día hay que vestirse de buenas costumbres,
de buenas vibraciones y de buenas intenciones.
Tenemos que cuidar los pequeños detalles
y acordarse de poner por las mañanas azúcar a la vida.
No dejar que de tanto pasar, pasemos invisibles
a la gente que nos quiere, ni tan siquiera
por aquellos que cruzan la acera.
Pido para mí, lo que supongo que tú
estás en condiciones de ofrecerme.
Por otra parte natural, por la condición
que de ti se te supone y que sería obligatorio.
Si es que tú, amada, quieres
tener a cambio el mismo trato
y ser tratada, desde el mismo instante,
con sutileza y tacto.
¡Y no te pongo condiciones! Ya que no soy quien
para decirte qué vestido tienes que ponerte,
ni por la mañana, ni por la noche,
como tampoco debo ser quien elija tus compañías.
Tan solo ruego ser tratado como al resto del mundo,
y no perder los favores que me hacen ser diferente.
Trato de no romper aquello que un día nos unió:
el respeto, la ilusión, el deseo y todo el cariño
que nos hemos ido ganando con el paso del tiempo.
Y es por esta razón que te pido por favor,
que a mi llegada, encuentre una mano amiga,
sentir el frescor de una sonrisa y si tú quisieras…
también te agradecería la alegría de un beso,
aunque este fuera en la mejilla.
Y si así fuera, amada mía,
tus pies caminarían sobre finas telas
y por encima de tus cabellos,
¡pétalos de flor de almendro!
de buenas vibraciones y de buenas intenciones.
Tenemos que cuidar los pequeños detalles
y acordarse de poner por las mañanas azúcar a la vida.
No dejar que de tanto pasar, pasemos invisibles
a la gente que nos quiere, ni tan siquiera
por aquellos que cruzan la acera.
Pido para mí, lo que supongo que tú
estás en condiciones de ofrecerme.
Por otra parte natural, por la condición
que de ti se te supone y que sería obligatorio.
Si es que tú, amada, quieres
tener a cambio el mismo trato
y ser tratada, desde el mismo instante,
con sutileza y tacto.
¡Y no te pongo condiciones! Ya que no soy quien
para decirte qué vestido tienes que ponerte,
ni por la mañana, ni por la noche,
como tampoco debo ser quien elija tus compañías.
Tan solo ruego ser tratado como al resto del mundo,
y no perder los favores que me hacen ser diferente.
Trato de no romper aquello que un día nos unió:
el respeto, la ilusión, el deseo y todo el cariño
que nos hemos ido ganando con el paso del tiempo.
Y es por esta razón que te pido por favor,
que a mi llegada, encuentre una mano amiga,
sentir el frescor de una sonrisa y si tú quisieras…
también te agradecería la alegría de un beso,
aunque este fuera en la mejilla.
Y si así fuera, amada mía,
tus pies caminarían sobre finas telas
y por encima de tus cabellos,
¡pétalos de flor de almendro!
Colección Pescador de ilusiones
2 comentarios:
En este otoño que te abraza
te regalo las gotas finas de la lluvia,
la melodía que te gusta para hacerte compañía,
los colores ocres sobre todo el paisaje,
la caricia que hará temblar la tierra dónde el sexo de las flores implanta sus bellos colores.
!Y porque no... también regalarte,
la mirada frágil en el verdor de un día!
Voy inspirada, hacía mucho que no escribía!
Tendrás trabajo acumulado para responder, olas y más olas!
Tu no escribes porque no quieres, porque con tu pluma describes amaneceres y aterdeceres teñidos de mil colores. ¡¡¡Cuando tu escribes, nunca se hace de noche!!!
Nunca me ha dado miedo el trabajo, y si este es el de escribir, entonces se vuelve en placer..
Un millón de olas...Juanjo
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