rozándonos de arriba a bajo
y nos ha condenado a amarnos
sin poderla frenar.
Pacífico, tranquilo, delante
de lo sucedido estoy admirado.
Caliente, humano y simple,
nos ha envuelto, involucrándonos
de pies y manos.
Rueda alrededor del tiempo,
perdiéndonos dentro de la piel,
creando oasis donde antes había sequía.
Su roce es tan fuerte,
que nos asusta lo cotidiano.
Nos devuelve el gusto delicado
y dulce, el rodar de los labios.
Y volvemos a empezar.
Digamos sí, que sí, sí, que sí,
que la esfera vuelva a girar y girar
y nos volvamos a encontrar.
Y entonces te robaré de las manos
el azul del mar, el negro de la noche
y tu corazón, para volverte a amar.
Colección Muñecas de trapo
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