Tumbado en mi habitación,
se acumulan en cada uno
de los cuatro rincones
insólitos acontecimientos.
Huérfano de amor,
pierdo las fuerzas
y arrastro los pensamientos
por las frías paredes blancas.
Busco mi propio destino,
perdido en cualquier rincón
y no lo puedo atrapar.
No en vano me abandonó
el día que lo traicioné.
Y vivo en mi propia cárcel,
privado de cualquier libertad.
El dolor me empuja hacia el olvido,
mientras consumo mi vida
entre las dudas del mañana.
No me atrevo a seguir pensando
y tiro la llave por la ventana,
que me separa de todo
No hay comentarios:
Publicar un comentario