sin ataduras de manos ni pensamientos,
y dejarme viajar por parajes
de los que nunca más sabré volver.
Dejad que la tempestad golpee mi rostro,
la lluvia moje mi cuerpo, que el sol seque mi ropa
y que mis pasos se adentren bosque adentro.
Dejad mi corazón en libertad como paloma,
en busca de nuevas almas
para luego quemarlas entre cenizas y fuego.
Dejad que mi pluma llore, cante, baile y se embriague.
Dejad que sueñe, que sufra y se enamore.
Dejad que mi pluma corra por los cielos
y que me acerque a lo imposible
y a lo invisible.
Dejad que me acompañe hasta el último viaje
desde donde os mandaré mis mensajes
de ultratumba.
Colección Hablemos de ti
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