Se alimenta con la comprensión
y florece con la amistad.
Desinterés y cariño
hay que entregar a los amigos.
Perdonar sus defectos,
sus historias escuchar,
acogerlos en sus momentos de debilidad,
llorar y reírse con ellos de felicidad.
Celebrar y regar con cava
cualquier barbaridad,
comer desde pan con aceite
hasta caviar.
Llamar por teléfono cuando
desees con ellos charlar,
escribir miles de crismas
a todos por Navidad.
Y no solo desearles felicidad
por unos cuantos días,
sino desear de corazón
una vida plena de salud y alegría
para los demás.
Colección paisajes de mujer
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