lunes, 10 de julio de 2023

¡DUERME, DUERME!

¡Duerme!

No temas mi mirada,
cuando te miro a los ojos fijamente. Que soy tu ángel de la guardia. Me quedo despierto
guardando tus dulces sueños,
que no habrá ni dragón ni truhan
que interrumpa tu descanso. 

¿Cómo te voy a dejar solita, gatita mía?, si tú eres mi espejito mágico, en donde me miro por la mañana. Y espero, pacientemente, en un rincón de la habitación, para darte un beso, de buenas buenos días cuando despiertas. Corazón mío. 

¡Duerme! ¡Duerme!
 



Juanjo Cardona

Colección: YO, POETA. TE ACEPTO COMO MUSA:

martes, 4 de julio de 2023

ELLA, MI BELLA.

— Tengo muchos miedos desconocidos de perderte cualquier día de nuestros encuentros. Miedos de despertarme y que no estés a mi lado, con este cuerpecito de hada buena. Quiero que sepas que aunque que pasen mil y una vidas, yo te seguiré amando como si fuera el primer día.

Así, de esta forma tan romántica, por la mañana, lo primero que él hizo, fue buscar sus labios. Y, con las yemas de los dedos, fue gateando sobre la sabana, de lino blanco. De esta forma tan peculiar, enamorado perdido de su bella Rita, se entretuvo jugando con su fina cintura.

Ella, se hacía la dormida, esperando como una hada, que le acariciara sus alas doradas. Y así, seguía Ramón embobado, como si estuviera viviendo en un cuento que no me pertenece.

—¿Qué es esto que se oye ahí afuera? -

— Nada, cariño, es la lluvia que golpea la ventana. Tú sigue durmiendo, que yo cuido tu sueño.

Se levantó desperezada y empezó a embellecerse delante del espejo: Se puso el collar de gemas moradas, alfileres de perlas y plata en el pelo y cinco anillos de oro por lo menos. Se pintó los labios de rojo rádiente y sus ojos del color del cielo, los envolvió de nubes blancas.

 —¿Te gusto?

— Eres un ángel caído del cielo.

 Ella se giró, luciendo su cuerpo esculpido. Él la rodeó por la cintura y la besé el ombligo. Ella sonrió con gracia y le revolvió el cabello.

— ¿Qué es lo que suena en la calle? 

— Es el viento que mueve las ramas de los árboles y golpea los cristales. 

Rita se fue vistió despacio, como si el tiempo no le importara, se vanagloriaba delante de él, de sus formas onduladas, haciendo poses delante del espejo. Mientras tanto, él, anonadado, sentado en el borde de la cama, la miraba absorbido por tanta belleza.

 ¡Era hermosa la puñetera! Y se alardeaba, paseando desnuda delante de sus narices, de un lado al otro de la habitación, cuál mariposa de coloridas alas.

— ¿Qué son estos ruidos, que se oyen ahí afuera? 

— Será una tormenta de rayos y truenos. No es para menos, Después de tanta pasión nocturna. Ahora el cielo se estremece.

Ella siguió con sus juegos de vanidades. Se puso el tanga, las medias y las ligas, con tanto arte y maestría, que él pensó en desplomarme y morirme en el acto. 

Se cubrió con su vestido preferido, el de tirantes de seda blanca, Se calzó con los zapatos de tacones finos, del color del carmín de los labios. Mientras él la seguía con los ojos chispeantes. Le di un beso, dos, tres o cuatro, a unos bonitos labios.

— ¿Qué son estas luces deslumbrantes? 

— Son las primeras luces del día que entran por los ventanales, para darte los buenos días, que eres la flor más hermosa que el sol habrá visto cuando salgas a la calle. 

Sonrió con gracia, le abrazó con delirio, y le dio otro beso, esta vez, de mil con queso. 

Mientras se dirigía a la puerta con andares de fina dama. Se giró de repente y volvió a preguntar, esta vez, asustada.

—¡Por Dios, Ramón! ¿De dónde vienen estos golpe? Que me asustan con tanto atropello. Este sonido no es de este mundo.

—¡De mi corazón! Que esto, no hay quien lo pare.

¡Amada mía! Que cada vez que te marchas, mi corazón, se pone a trotar como un caballo desbocado. Cualquier día me moriré cuando salgas por la puerta, por el miedo que tengo de perderte. Tú vas y vuelves, y no me echas ni cuenta, y yo aquí me quedo esperando, como un tonto, a que regreses. ¡¡¡Y eso me mata!!! Que lo sepas. Que no voy a parar, hasta hacerte mía para siempre. Que lo sepas. Y si fuera necesario, me enfrentaré con tu padre o con tu madre. O, los dos a la vez. Qué miedo no me hacen. Porque, lo único que pido es que me entreguen lo más quiero.

—Cariño, no sé qué más quieres; yo a ti te tengo y tú me tienes a mí. Venga tonto, dame un beso, que ahora no llueve y llego tarde a casa, y no querrás que me riñan. Vamos a darle tiempo al tiempo.

Salió del apartamento sin mediar más palabra. Tenía prisa, no tenía más tiempo para regalar a su amado y darle consuelo. Así es ella. Su bella damisela…

Abrió el ventanal, de par en par, para airear la habitación, para que saliera el olor de su perfume embriagador. Al mirar la calle y verla andar con aquellos andares tan peculiares, gritó su nombre y Rita se dio la media vuelta para mirarle.

— ¡Rita, Rita! ¡Vuelve cuando quieras, que aquí te estaré esperando! ¡Te quiero, te quiero, te quieroooo!

Ella, con un guiño y una leve sonrisa, continuó andando. De repente se giró y gritó al cielo, con los brazos abiertos. 

— ¡Te amoooooo!  
 


Juanjo Cardona. 


Colección: YO, POETA. TE ACEPTO COMO MUSA

CUANDO SE TE VA EL SANTO AL CIELO

CUANDO SE TE VA EL SANTO AL CIELO

Querida del alma mía, sal a la calle para ver como llega tu marido, cansado de tanto trabajar, pero con la ilusión de verte de nuevo. Que vengo cargadito de amor y de frío. Que el día no ha sido fácil, pero he pensado en ti y este sueño me ha ido allanando el camino. Que no me quejo cariño, que sé que tú me estarás esperando como si fuera un niño bueno, para cubrirme la cara de besitos buenos.

Que tus brazos serán de fuego y tus besos las llamas del infierno, que el día se hace corto, sabiendo que la noche será larga, que nada tiene que ver lo uno con lo otro, pero mucho me juego en el envite, y no me quejo del trabajo. Que aquí me tienes, listo para cumplir con el tajo de amarte el tiempo que fuera necesario. Y no te me duermas, que en el zurrón de mi caballo traigo comida, vino y un ramito de violetas que he ido robando a mi paso. No te vayas a creer que he venido con las manos vacías, que será larga la noche y no nos podemos quedar dormidos. ¡Tú ya sabes a lo que me refiero!


¡Querida, querida, despierta! Que nos ha pillado el alba, nos ha sobrado tiempo y nos ha faltado vino. Que ya relincha el caballo y ladran los perros, que ya es medio día y yo sigo teniendo frío y todavía, me tienes loquillo perdido. Escucha, vamos, dime algo. ¡Incorpórate! Que lo mío no es malo, que solo quiero jugar contigo, que luego vendrán a comer tus padres, tu hermana… y ¡Dios bendito!. 

Solo te pido que me acurruques entre tus pechos, que sigo teniendo frío. Pero que esto se cura, que yo te lo digo; con saliva y con besitos de los que me ponen fino. Que a mí, tú sabes, que no me gustan los medicamentos, solo te pido un poquito de esta poción mágica que tú tienes en los labios, y si me curas, y si tú quieres, vamos, que yo a ti… te hago un hijo.  

¡Querida! Tampoco hacía falta que le pusieras tanto empeño en el intento, que te he dicho un hijo y a este paso ya vamos para trillizos. Venga, vamos a levantarnos, querida, que oigo relinchar al caballo y ladrar al perro. Que será que vienen tus padres, o que los animales no tienen comida, y a mí, con tanta saliva y caricias, se me había ido el santo al cielo. 

 


Juanjo Cardona


Colección: YO, POETA. TE ACEPTO COMO MUSA.

YO, POETA. TE ACEPTO COMO MUSA.


YO, POETA. TE ACEPTO COMO MUSA.
 
 
Sé que mi porte es tranquilo como el reflejo del alba entre barcas en un mar en calma. Cuál espejo de mi estilo de entender la vida, sin más algarabía que la contemplación y la pluma mía.


Aquella mañana el frescor marcó mi idea perfecta de las formas plásticas de mi cuerpo jugando sobre el tuyo. Que tus labios eran de fuego y yo un simple bombero. Que mi perfil de poeta, de desgarbadas letras, iba describiendo a tu paso, una areola perfecta de tus encantos, que los tienes a raudales y Dios bien lo sabe. Y aunque, tal vez, nunca tenga el aliento de tu boca sobre la mía, nadie sabrá de mi deseo de tan exquisito deleite.


Libre de lazos y embarazosos pensamientos, seré en tu cintura el rosal que te abrace, mientras tú vas desojando la rosa, pétalo a pétalo. Y así, en la soledad de la noche y en la penumbra de la luna, prometo adoptarte como musa, a ti amada, por la que ando preso de tus huesos.

Que así sea.
 

 
Juanjo Cardona.

Colección: YO, POETA. TE ACEPTO COMO MUSA.

A UN PANAL DE RICA MIEL...

A UN PANAL DE RICA MIEL DOS MIL MOSCAS ACUDIERON, QUE POR GOLOSAS MURIERON, AL PONER SUS PATAS EN ÉL.

Un pajarito me ha contado, que en cada uno de mis besos, se te derrite la boca y que te saben a miel, a miel, con queso. Que de mí estás enamorada como una colegiala. Yo no le echo cuentas a las habladurías de estas "cotorras". Y le pongo a cada beso todo eso que llevo dentro, que no es poco. Y si lo comparas con otros te darás cuenta que los de los demás te dejan indiferente. Y eso, tú lo sabes.

¿Qué sabrán ellos de miel? Que tendrían de comprar un panal entero, para que nunca se les acabe el brebaje. Cualquier día al pobre poeta, algún envidioso le pegará un tiro para robarme lo que ellos no saben ni que existe. Ignoran que los besos se llevan muy, muy adentro. Ni se compran, ni se venden. Que son fruto del cariño verdadero. Esto, o se tiene, o no se tiene. ¡Ole! 

El día que te pierda, amada mía, sin ti, mi poesía se va a quedar huérfana. Que sin miel, sin abeja y sin flor ni queso, no habrá más néctar que liberar sobre tus labios. Y yo me moriría de pena.

Que digan lo que quieran estas cotillas de tres al cuarto, que van de un lado a otro para dar un mal vivir a los enamorados. Yo te digo, que todo esto es pura envidia que les corroe por dentro. Porque saben que, más allá de sus habladurías, no tienen vida propia.

 ¿Qué sabrán ellos de miel de abejas, de flores, de besos o de queso? Qué sabrán ellos, que en su boca, solo han criado veneno. Te prometo por lo más sagrado, amada mia, que este poeta, cada vez que te besa, le ofrece a tu boca: miel, miel de flor de almendro.    


Juanjo Cardona. 


Colección: YO, POETA. TE ADOPTO COMO MUSA. 

sábado, 1 de julio de 2023

PRÓLOGO.

PRÓLOGO 

Siempre condiciona al autor escribir una nueva colección de poemas. La verdad es que, para el poeta, es más la necesidad de trasmitir el sentimiento que su propia gloria. "Estas cosas se tienen, o no se tienen". Se empieza con una idea romántica a largo plazo, con la vista puesta en el día a día y con la suficiente paciencia para ir desojando las hojas, hasta la última palabra. 

En cada poema, se intenta inventar un mundo diferente, que vas sacando a la luz desde no se sabe donde ni cuando. Te peleas con cada letra y le das mil y una vuelta al tema, e incluso, desprecias algunas ideas por no ser de tu agrado. Ya veis, queridos-as lectores, que un poemario, no es soplar y hacer burbujas, Que las ideas van naciendo de la nada, unas lo hacen con arte y salero y otras llegan difuntas a la primera sílaba.

El motivo del título de la nueva colección: "YO, POETA. TE ACEPTO COMO MUSA". No es otro, que aclarar la constante duda que existe entre los lectores, que se preguntan, si los poetas, tenemos una MUSA que inspira nuestra pluma. En frases e historias de hadas y de locas aventuras, qué, según algunos eruditos, las sacamos de bellas-os musas-os que nos inspiraran y que son fuente de dulzura y belleza para estos pobres poetastros, que sin ellas-os, no sabríamos escribir la "O" con un canuto. 

Pues nada, a los incrédulos, a ellas-os, les dedico el título de mi nuevo poemario, porque, ya sabéis el dicho de que: "nada es verdad, ni nada es mentira...".

Supongo, que si la hubiera o hubiese habido, me refiero a la Musa, tuvo o tuviera una parte importante en mi obra que sería de agradecer. Desde aquí, tambien quiero dar las gracias a todas-os los que han participado en mi poemario con sus consejos. Entre todas-os han conseguido que me sienta orgullo de completar otra colección llena de amor, de humor, de misterio y sobre todo de buen rollo. ¡Va por vosotras! Las musas. Claro

Juanjo Cardona.

jueves, 25 de mayo de 2023

EL VIEJO Y EL HADA GUAPA.


EL VIEJO Y El HADA GUAPA

Encerrado anduvo su corazón bajo llave, pues estuvo condenado a largos periodos de tristeza por razones de edad  y de dolencias. Motivo suficiente por morir en vida, ya que nadie le echaba cuenta ni le quería. Aunque el corazón le seguía palpitando por razón de supervivencia. Y a pesar de todos los problemas que esto conlleva, nunca tiró la toalla. Siempre fue un persona de fuertes convicciones y buenas costumbres.

Amaneció gris, con una lluvia fina y fría. Nadie esperaba nada sobrenatural aquel día, de un invierno triste. Y aunque el viejo nunca perdió la esperanza de que sucediera algo fantástico en su vida, aquella día apareció por arte de magia una hada buena.
 
Digo yo, que era una hada, porque además de las alas y el tamaño, le dio un tierno abrazo, un besazo en la mejilla y lo miró a los ojos tiernamente. Y le hablo como si lo conociera de toda la vida.

-¿Qué hace alguien como tú, tan tierno y hermoso, solo por la calle? ¿O es que no tienes una compañía que te coja de la mano para alegrarte la mañana? -le interrogó el hada. Como si las cosas fueran tan sencillas de responder.

- A estas edades, andamos escasos de amistades y menos de amores que te acompañé y te den cariño. Que no está el cuerpo para muchos trotes. Que los años pesan y el reuma y la artrosis te desgarbean el cuerpo con el paso del tiempo.

Contestó resignado sin ninguna empatía por el hada, que ya le empezaba a poner de los nervios, aquella sabionda y engreída de alas transparentes.

- Pero no será por esto. Porque tú luces bello y yo estaría encantada de ser tu nueva compañera y llevarte conmigo donde tú quieras. Te llevaría volando a conocer mundo y haríamos cosas con las que nunca habrías soñado.

- ¿Y qué haría un viejo con una hada al rededor de un mundo desconocido al ser yo un simple mortal de costumbres fijas? Si tú no sabes, y yo ni tan siquiera me acuerdo de cómo se ama. Mal iríamos si tuviéramos de ir con un mapa en la mano para ir buscando las partes nobles y deberíamos comprar un libro de autoestima, para no caer en la depresión más absoluta. Que no creo que fuera fácil ajuntar un gato con un pajarito, sin que hubiera desgracia alguna. Y no quisiera ser yo un "pájaro de mal agüero".

- Pero esto no importa, porque si tú me enseñas, yo aprendo rápido, que las hadas somos muy espabiladas ¡Te lo juro!. Y en un plis-plas te monto un circo. Que tengo yo encantos ocultos que hacen mucha gracia. 

En tu expediente, consta que fuiste una gran persona y seguro, que vuelven tus recuerdos a la memoria. Y si decides que yo permanezca a tu lado, te prometo, por "la Reina de las Hadas Buenas", que seremos felices y comeremos chuches en abundancia.

- Querida hada, eres muy dulce y buena y seguro que tus intenciones te salen del alma y tu bondad te hace ver y decir cosas imposibles. En el mundo real hace falta amar y ser amado y esto no se pacta, esto se siente. Ni si compra, ni se vende. El amor verdadero se descubre solo con una mirada y notas, como sus labios se van derritiéndo despacio.

No te molestes conmigo, querida hada, que no eres mi tipo. Y mira que lo siento, porque contigo tendría una vida perfecta, pero no sería real. ¿Lo entiendes?

- No te preocupes por mí, porque las hadas no somos humanas y no tenemos los mismos sentimientos. No me afectan tus desaires. Pero que conste que tú eres de mi agrado y me quedaría a tú lado, porque pareces un viejo lleno de vida y el galán perfecto para cualquier hada. Aunque no sea tu tipo. Pero te acepto como compañero y esto debería de alegrarte.

- Que ser viejo, no es ser un muerto viviente. Solo que la vida tiene etapas, y con los años las vas desojando y debes de vivir con el recuerdo de cuando fuiste joven y bello y esto, esto, duele en el alma. Porque el corazón sigue palpitando, pero el amor pasó de largo. Pero ahí quedó toda vida pendiente de un hilo y al más mínimo... ¡zazca! Te lanzas al vacío.

- Vamos, anímate querido, te llevaré a un bosque encantado para que conozcas a mi gente. Hadas y duendes, hombres y mujeres, que viven juntos y felices y tienen un corazón joven y alegre. En un mundo donde todos somos iguales; los guapos y los feos, los bajos y los altos. No existe la edad, ni las enfermedades y el amor está siempre presente, aunque de una forma extracta. ¿Me entiendes, estimado viejo? 

- Pues entonces, según tú lo cuentas, nada será verdad ni nada mentida. Tú me estás pidiendo que viva sumergido en un fantástico cuento, entre cuatro hojas de papel escritas y unos cuantos dibujos. Tú me estás pidiendo que deje este maldito mundo egoísta y vacío, que cuando te haces viejo te abandonan a tu suerte y nadie te echa en falta y te vuelves en un ser decrépito, despreciado por la sociedad. ¿Y me pides que deje este mundo imperfecto para ir a vivir a un mundo desconocido?

- Yo te prometo, que en mi mundo tu corazón volvería a latir de nuevo, igual que cuando fuiste joven y bello. En mi mundo las hadas somos hermosas y plácidas en el amor. Solo con tocarte con mi varita mágica olvidarías tu mundo anterior y vivirás eternamente. ¿Y ahora que más quieres? Te he hecho un trato, que no suelo hacerlo a nadie. Pero tú eres muy duro de convencer y te he hecho el mejor pacto que se me permite hacer a un ser humano. Considérate un privilegiado.

- Querida hada, y yo que lo agradezco, de todo corazón. Que si me he puesto borde no ha sido por tu culpa, que eres un encanto de hada, y te comería a besos. Y te digo que con un poco de paciencia y tiempo, podríamos haber hecho una maravillosa pareja. Aunque no será el caso por ahora. Que lo sepas. Lo digo, por si te hubieras hecho ilusiones conmigo. Ha- ha-ha

- Ha, ha, ha. Serías un ser ideal para vivir en mi mundo. Eres divertido, tienes encanto y unos ojazos que me tienen pillada hasta las alas. Te digo, que nunca nadie antes había rechazado mi propuesta, y esto me tiene descentrada. Los humanos, en el fondo, sois muy simples y en los tratos, siempre buscáis ganar la partida. Pero en tu caso, no has dado el brazo a torcer ni una sola vez. Eres duro y cabezón, ni en las negociaciones ni en los temas del amor. Y esto me extraña, ¿qué habrá detrás de tu tozudez?. 

- Pues nada extraño en este mundo irreal, donde nada es verdad, ni nada es mentida. Que cada uno va a su bola y entre guerras y enfermedades la vida se convierte en un auténtico caos. ¡Un puñetero desastre!

Pero yo soy de este sencillo mundo, donde me criaron mis padres y yo he visto crecer a mis hijos y ellos han educado a mis nietos. Y ahora vienes tú, de un lugar fantástico y me dices que hay un mundo mejor y quieres llevarme contigo, a una edad impensable, Dios sabe dónde. ¿A un bosque encantado? Miedo me da lo desconocido. Soy más bien de ir a pie y viajo con trenes de cercanías.

Te voy a hacer un trato querida hada mía: Aguantaré hasta que pueda, aún que sea a duras penas, ya que mi meta sería ver nacer a mi primer biznieto.

Y entonces, solo entonces, podamos llegar a un buen acuerdo. Y te prometo formar parte de tu mundo y además, te juro, estar contigo y hacerte la reina del bosque encantado y viajar a lo ancho y largo de tu mundo encantado.

- Este trato es de mi agrado. Llevo poco tiempo contigo, pero ya me estoy encaprichada de tus encantos. Así que prometo esperarte con ansias el día que decidas que venga a buscarte para llevarte al país de Bosque encantado.

Y así fueron pasando los años, hasta qué una de sus nietas tuvo su primer hijo. Y fue entonces, cuando su viejo corazón llamó a su hada buena.

- Hada mía, ha llegado el momento de que vengas a buscarme. Mi vida en la tierra ha terminado y puedo decirte que he sido un hombre feliz. Ahora date prisa, que me muero, tenemos un pacto y aquí me tienes esperándo con los brazos abiertos. Estimada hada.

En el lecho de muerte, la hermosa hada, fue capaz de aguardarle hasta el último aliento del viejo. Con unas alas de seda blanca en la mano a punto de salir volando, hasta su mundo de fantasia..

 Y allí, en otra dimensión, fueron felices para siempre, el hada guapa y el viejo tozudo.

 ¡Ah! Y en este bosque eran todos felices y cantaban y bailaban, pero jamás, habían comido perdices, porque allí, estas cosas de comer animalitos, daban muy mal rollo y eran todos veganos.

Y colorín, colorado... 


Autor: Juanjo Cardona.

Colección: YO, POETA. TE ACEPTO COMO MUSA. 

VERSO A VERSO, BESO A BESO.

VERSO A VERSO, BESO A BESO. Si la memoria no me falla, queda lejos, muy lejos, aquel primer verso que nació fruto del amor con el primer bes...