QUE TIEMPOS AQUELLOS.
Recuerdo la primera vez que le dije “te quiero”. Era verano, un 24 de agosto, la fiesta de mi pueblo. De noche, sentados sobre la arena de la playa, esperando el estallido y colorido de los fuegos artificiales. Entre sonrisas, besos y abrazos, salió de mi corazón el más dulce de los “te quiero”.
¡Por un instante creí perder el sentido! Pensé haber inventado la palabra perfecta y el lugar ideal para declararle mi amor a la chica de mis sueños. La luna anidaba en sus ojos negros y las olas iban llegando hasta la orilla para besarle los pies.
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