LA IMAGINACIÓN AL PODER
Yo antes de conocerla no había conocido el brillo de las estrellas, ni la luna llena ni el viento de poniente. Nunca había conocido más agua que la del río de mi pueblo.
Ella nunca sabrá que antes de verla, yo ya amaba sus besos, que las yemas de mis dedos la habían dibujado desde los pies a la cabeza y que amarla, sería un juego de niños. Y así fue, como fui recorríendo recónditos caminos vestido de ángel de alas quebradas, buscando entre campos de amapolas, esa figura frágil de labios de trigo limpio y ojos de color esmeralda.
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