CÓMO SER FELIZ SIN MORIR EN EL INTENTO.
Los deseos aparecieron en sus eróticos pensamientos y volvió a casa con más ansías para remeter contra mis desdichados huesos y me suplicó que me la comiera a besos. Aquel día empezó nuestra hermosa historia de amor.
Con el paso del tiempo nada ha cambiado. Ella sigue siendo tormenta y yo el fuego lento. Nos seguimos amando y seguimos disfrutando de los placeres que nos regalamos, por los cuatro costados. Los encuentros nunca han sido, ni serán un día cualquiera en nuestras vidas, porque lo nuestro es un culto a la mente y al cuerpo.
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