miércoles, 8 de mayo de 2024

SUEÑO DE VERANO EN LAS FIESTAS DE MI PUEBLO.

SUEÑO DE VERANO EN LAS FIESTAS DE MI PUEBLO.

Recuerdo perfectamente aquel caluroso día de verano del mes de agosto, estaba yo sentado en un chiringuito de playa bebiendo un vaso de vino, mientras contemplaba el infinito paisaje de mi mar Mediterráneo.

 "¡Oooooh!" Exclamé en voz alta, sin importarme un carajo, los otros parroquianos. Y es que aquella visión trastorno mi bienestar dominguero. Fue ella una visión de cuerpo entero, una diosa marinera en busca de palio para las fiestas de mi pueblo, el dia de la Virgen de las Nieves.

Dulzura de rayo de sol que cegó mis ojos en mi tranquilo día de merecido descanso. Ella, caminaba dueña y señora de la playa, nada interrumpía su mirada penetrante en mi rostro, mientras enfilaba sus últimos pasos hasta donde estaba yo sentado. 

Pensé salir corriendo, o nadando mar adentro y ahogarme entre las rocas del islote más cercano, pero me faltó la voluntad y la fuerzas necesaria para salir huyendo de tan hermosa dama. Y allí quedé embobado a su merced. Mi corazón estuvo a punto de explotar, contuve la respiración y cerré los ojos, no fuera caso que con tanto calor, me hubiera dado un mareo y estuviera delirando. Craso error el mío, que cuando quise darme cuenta la dama ya estaba sentada a mi vera, cogida a mi mano y besándome los labios.

¡Dios de mis amores! En aquel instante pensé en arrancarme el alma y tirarlo al mar y morir en los brazos de mi dulce aparición que iba arrastrando mi cuerpo hacia las profundidades de un mar azul en calma. 

Qué dulce fue mi sueño y que despertar tan penoso, que miré a diestro y siniestro y no volví a dar con tan bella dama. Qué hermosos pueden ser los sueños en verano, que hasta las sirenas pueden venir a tu encuentro. 

Juanjo Cardona. 

Colección: HISTORIAS DE MENTIRA. 


SOMNIS D'ESTIU.

Record aquell dia del mes d'agost. Jo estava assegut al quiosquet de platja, mentre contemplava l'immens paisatge del meu mar Mediterrani. 
Oooh!, vaig exclamar. Sense que m'importàs un rave, els quatre parroquians s'estaven afartant menjant-se uns plats caramulls de bullit de peix, un tiberi només a l'abast de quatre golafres. Un d'ells era llosco i duia unes ulleres de cul de got. 
Una visió fantàstica va trastocar el meu benestar de diumenge. Un cos de sirena! Una deessa marinera, que buscava un pal•li per a les festes del meu poble, resseguia la vora del mar. Caminava com si fos la mestressa de l'illa, res no interrompia la seva mirada, mentre venia de dret cap a on jo estava assegut. Vaig pensar en anar-me'n corrent o nedant mar endins, però em va faltar valor per fugir. I allí em vaig quedar, embadalit. 
El meu cor estava a punt d'esclatar, vaig  aguantar la respiració i vaig tancar els ulls. Greu errada. Quan vaig voler adonar-me'n, ella estava agafant-me la mà i besant-me els llavis. 
Déu meu! En aquell instant vaig pensar en arrabassar-me l'ànima, llançar-la al mar i morir-me en braços de la meva sireneta. Ella, mentrestant, anava arrossegant el meu cos cap a les profunditats d'un mar blau en calma.

Juanjo Cardona. 

Colecciò: HISTORIAS DE MENTIRA.

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