EL REVERSO DE UNA FOTO.
¡Ay, ay, amigo mío! Que llevo unos días nostálgico de la vida mía y a ti no se te ocurre nada más que hundirme en las miserias de los recuerdos. Que no es por hacerte un feo, sino todo lo contrario, que me has alegrado la mañana al vernos tan jóvenes, fuertes y guapos y a ellas, a ellas, que puedo decir de ellas que no sepan de antemano: Yo diría que eraís y seguís siendo las flores de un jardín encantado, la alegría de la huerta y fuisteís y todavía seguís siendo, la sal y la pimienta, de este grupo de gente guapa, guapa. ¡Ole, ole y ole!
¡Ya, ay, ay! Que con solo mirar las fotos me he venido arriba y me siento como un príncipe de de cuentos de hadas, rodeado de pimpollos y sirenitas.
Aunque una foto sea en blanco y negro y la otra de color sepia, nadie puede negar que teníamos un arte innato y además unas caras de chicos y chicas buenos y hermosos. Lo digo, por si alguien no se hubiera dado cuenta.
Para que veáis lo que se pierde de una foto, si tan solo miraìs las formas y los colores. Pero hay veces que se deben de mirar con los ojos del alma, para ver más allá de toda lógica a los ausentes que se fueron al cielo.
Que os quiero a todos y a todas, que sin vuestra amistad, yo hubiera sido un tipo diferente, igual peor, quién sabe. Pero os prometo que me doy por satisfecho tal cual como me ha ido pasando la vida mia. ¡Os quiero!
Juanjo Cardona.
Colección: HISTORIAS DE MENTIRA.
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