... gracias amigos y amigas por teneros siempre cerquita a pesar de la distancia. Con esto de la pandemia todos los días son iguales; largos y aburridos. No existe esa alegría de la cultura española de las tertulias en los bares y restaurantes.
Se han olvidado los abrazos y los besos como si fueran cosa de extraterrestres. Empezamos la historia de coña sin creernos nada y hoy andamos con el culo al aire y con las mascarillas subidas hasta los ojos. Supongo que al final el Gobierno nos descontará el tiempo perdido en el DNI o nos lo devolverá a corto plazo.
Los qué me conocéis sabéis lo contento que me pongo con solo dos letras que me mandéis de vez en cuando por whassap y no digo nada de cuando alguien me llama por el móvil, ¡me pongo como loco! y es que llevamos un tiempo muy duro y andamos falta de cariño.
Pero no pasa nada, yo lo voy apuntando en el libro de contabilidad; en el debe y en el haber... y puedo aseguraros que en estos momentos el saldo está a cero. Lo hago por si un día volviésemos a ser libres y pudiese devolveros todos los besos y abrazos que os debo con intereses.
Ya veis que con tantos días encerrado se me ha ido la pinza, pero tranquilos qué me quedé con vuestra cara antes del confinamiento y cuando os vea de nuevo por la calle me voy acordar de todos y pienso devolveros la deuda con creces.
Repito queridos amigos y amigas; al final todo quedará en un mal sueño, porque no hay mal que cien años dure.
Un millón de gracias por ser tan pacientes conmigo.
Colección: CRÓNICAS DEL CORONAVIRUS Y LA MADRE QUE LO PARIÓ.
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