Vino de cara, con mirada impertinente.
Con voz altiva, casi chulesca,
y sin poder remediarlo me beso en la boca.
Sin darme cuenta, se quitó su ropa y desgarró la mía.
Yo no daba crédito a tanta hermosura.
Un extraño deseo se apoderó de mi cuerpo.
Volaron sus manos cual mariposas
y murieron las horas debajo de la almohada,
buscando en cada poro un fastuoso tesoro.
Yo incrédulo, seguía atento a sus eróticos juegos,
no se diera el caso de que todo aquello fuera incierto.
¡Oh, pasión. Oh, locura!
¿Dónde estaba ahora mi poesía?
¿Dónde está el mérito de escribir historias frívolas?
¡Tanta tinta desrramada, tantos sueños dormidos
y tantas luchas de princesas y dragones olvidadas!
Ahora que estoy a su lado, feliz como un niño,
escribir banalidades no tendría sentido.
Se levantó y se vistió igual que había entrado.
Su voz y su porte no habían variado.
Se calzó las botas, sobre sus espaldas acomodó una túnica negra.
En su cabeza ajustó un sombrero de ala ancha.
En su cabeza ajustó un sombrero de ala ancha.
Clavó sus ojos en los mios y con voz fría, dijo.
-¡Sois un buen chico!
Se perdió mi musa calle abajo, vestida de luto,
pero yo juraría que antes de darse la vuelta,
dos lágrimas le resbalaron por las mejillas.
pero yo juraría que antes de darse la vuelta,
dos lágrimas le resbalaron por las mejillas.
Colección Sin musa no hay poesia
THE GIRL WITH THE WIDE BRIMMED HAT
Her face drew close wearing an imperitent gaze.
With haughty voice, almost cocky,
she kisses me on the mouth, rendering me helpless.
Without my realising, she took off her clothes and tore at mine.
I did not give credit to such beauty.
A strange desire came over my body.
Her hands fluttered like butterflies
the hours died beneath the pillow,
whilst she searched every pore for lavish treasures.
I disbelievingly was attentive to her erotic games,
everything was given up to uncertainty.
Oh passion! Oh madness!
Where is my poetry now?
Where is the virtue to write such frivolous stories?
So much spilt ink, so many dreams left undreamt
and so many struggles of princesses and dragons forgotten!
Now I am at your side, happy like a child,
talking of trivial things that have no meaning.
She awoke and she looked just as she had when she entered.
Her voice and her demeanour had not changed.
She wore her boots, her black tunic hung over the backs of them.
She ajusted her wide brimmed hat.
She fixed her eyes upon mine and said in a cold voice.
You are a good boy!
My muse was lost to the street, she dressed as though in mourning,
but I swear before I turned around,
two tears trickled down her cheeks.
Collection: Without a muse there is no poetry.
Translation: Sarah Louise Bussey
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