ni pagando con dinero
olvidar ni uno de sus besos.
No, no quiero
ni pensar que sería de mi,
si un día cualquiera la pierdo.
Miedo, sí, tengo mucho,
mucho miedo, de despertar
de este sueño y volver a vivir
el día a día en un desierto.
No, no quiero ni pensar
cómo sería mi vida sin ella,
porque entonces,
¡sí que me muero!
¡sí que me muero!
No, no quiero seguir pensando
y quiero creer que viviremos
eternamente en un cuento,
un cuento que lo iremos escribiendo
los dos, día a día, beso a beso.
Y colorín colorado,
este cuento se ha acabado.
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