de un bar, a la sombra
del ala de un sombrero,
espero a mi amada.
Veo doblar la noche
allá a lo lejos, y por la esquina,
a un cura, con sotana negra,
negra como el infierno,
¿de qué color será el cielo?
Un pobre mendigando,
por cuatro monedas, monedas,
que limpia las conciencias,
que limpia las conciencias,
pero no el hambre del mendigo.
Una anciana atraviesa la calle...
¡qué suerte ha tenido…!
por esto ha llegado a vieja.
¡Vaya piba impresionante,
y vaya par de tetas!
Pero así como se acerca…
Pero así como se acerca…
no eran tan grandes
¡y es que hoy nada parece real!
Sentado a la fresca
de un bar, a la sombra
del ala de un sombrero,
No hay comentarios:
Publicar un comentario