-Y yo a ti, te quiero más.
-Yo te quiero hasta el cielo.
-Pues yo, hasta el infinito.
-¿Cuánto tiene que medir el amor?
¿Y cuánto tiene que tener
de largo y de ancho?
¿Cómo se mide,
en línea recta o a lo alto?
-¿Si llega hasta el cielo,
ya has ganado?
¿O, si te quiere hasta la luna,
ya es lo máximo?
¿Vale querer hasta el infinito?
¿Y de esta manera, se puede dar
por terminado el juego?
¿Y de esta manera, se puede dar
por terminado el juego?
-¿Es válido el...
yo te quiero más y más?
¿O, el decir...
un millón de veces más?
un millón de veces más?
-¿Y al final quién gana,
y el que gana, qué gana?
¿Y el que pierde, qué pierde?
-Porque si tengo que perder,
seguro que haré trampas.
¿Pero si la dejo ganar,
me tendrá que besar?
me tendrá que besar?
-Ves, bomboncito mío,
cómo el amor no se mide,
sino que es un sentimiento
que se lleva adentro,
muy adentro del alma.
-Sí, vale…
pero yo a ti, te quiero más,
mucho más.
mucho más.
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