Es inexcusablemente el culpable
de la tristeza de mi amada.
Las manecillas le parecen
hechas de plomo
y el maldito tictac,
le suena a melodía inacabada.
Sufre porque no encuentra
el momento de abrazarme,
y se siente sola y fría.
Cada segundo que pasa
es un paso adelante.
Cada minuto, un trozo recorrido.
Y después, cuando
está entre mis brazos,
las horas se nos mueren,
debajo de la cama.
Colección Muñecas de trapo
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