de cruzar los días,
que van más allá
de los lunes o los sábados.
Nadie sabe quién soy,
hasta yo me he olvidado
de quién fui antes.
En algún cajón,
habrá guardado
los poemas, el anillo,
los cojines de pluma
y los candelabros,
así como las caricias
y los húmedos besos.
Siento el dolor de los
días de desasosiego,
que me hacen perder la razón.
¡Va!, ábreme la puerta
y enséñame el punto
desde donde partimos.
Abre las sábanas
engalanadas de fiesta
con flores y perfumes,
y cuelga la ropa en el perchero,
que hoy he vuelto,
y quisiera que me guiaras
desnudo, de nuevo al inicio.
Nadie sabe quién soy,
hasta yo he olvidado
quién fui antes.
Colección Muñecas de trapo
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