amada mía, cuando dos cuerpos
ansiosos de pasión se entregan
locamente al placer de amar,
teniendo como testigo
la oscuridad del cielo!
Y es entonces cuando yo
me convierto en luna,
tú en estrella errante,
los besos en luz plateada
y las caricias en el firmamento.
¡Tan alto se eleva nuestro amor,
tan fuerte es el deseo,
que nos volvemos pedacitos de cielo!
Allá arriba, allá a lo lejos,
allá donde casi ni nos vemos.
Volamos por un espacio sin final,
a lomo de tu caballo blanco,
a la grupa de mi caballo negro.
Noches en que el amor
se derrite en el cielo
y se trasforma en
lluvia de estrellas.
Coleccion, Hablemos de ti
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