en el que mi amada peinaba su pelo,
Miro al reverso por si intuyo su cara.
Me cuesta inventar las mañanas
y por la tarde el sol ya no llega.
Las noches son oscuras y negras,
oscuras y negras como mi alma .
Con mis dedos recorro
los pliegues de las sábanas
y en cada uno ¡muero!.
En cada rincón de mi habitación
busco su ausencia
y llora mi corazón por no encontrar razón.
Y me pierdo entre recuerdos.
Se rompe la botella en mil pedazos
y embriagado rompo el espejo
en el que mi amada peinaba su pelo.
Colección Hablemos de ti
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