domingo, 23 de enero de 2011

AVE DE RAPIÑA

¡Cuánto afán tuve de contener mi boca
hasta encontrar el camino de tus besos!
Horas desinteresadas, pendiente de tu cara blanca,
atento a cualquier movimiento de tus labios.

De tus manos se desprendía la esencia del mimo,
y en tu cintura, mis brazos enredados seguían
como hiedra buscando entre telas un ciego abrazo.

El fuego y la marea luchaban en mis entrañas.
Para no asustar tu alma tranquila,
esperaba como ave de rapiña
que cayera en mis garras mi pieza favorita.

Llegó el día en que tus labios sobre los míos se fundieron,
y aquel contacto se convirtió en sincera caricia.
Desde aquel mismo instante,
en mi corazón se apagó la llama de la lujuria.

Colección Hundido en mi colchón

FUSIÓN

Ahí estabas tú, desnuda,
y yo, anonadado, observando tu desnudez.
Mis manos, como antorchas en llamas,
intentaban aproximarse a tus pechos,
mientras tus hombros se habrían
en abrazo hacia mi cálido cuerpo.
Elevé mis brazos hacia tu abrazo,
para ceñirme a tu contorno.
Y el reloj paró el tiempo,
mientras el aire esculpía el instante
en que nuestros cuerpos se ensamblaban.
Y en un soplo, se hizo la fusión
de dos afluentes en un solo río,
para desembocar en un gran mar.

Colección Hablemos de ti

UNA MIRADA DIFERENTE

Cuando tú me miras, yo me sonrojo.
Y cuando dices que me ves hermoso,
yo me muero, porque tus ojos,
solo ellos, me ven fastuoso.

Yo, por mucho que mire en ellos,
no me veo como tú me ves.
¡Sí, son hermosos tus ojos,
también lo son tus labios
y tus mejillas coloradas!

Pero yo, en tus ojos siento vergüenza 
de mi barba cerrada, de mis labios gruesos, 
de mis pechos caídos y de mis flácidas piernas.

¡Cuando tú me miras, me asusto, 
me siento desnudo y no me gusto!
Como tú me miras, 
ninguna antes me había mirado. 
¡Y son a ellos, a tus ojos, 
que solo con alzar los párpados,
ya les temo!

Al final, cierro los míos avergonzados
y me abandono a mi suerte,
dejándome llevar por tus lívidos ojos.

Colección Hablemos de ti

viernes, 21 de enero de 2011

ADIÓS, AMIGO

Ha llamado un viejo amigo para comunicarme,
con voz entrecortada, que nos habías dejado,
que ya no estarías más a nuestro lado.

He desempolvado los viejos libros de texto,
he sacado mi antiguo álbum de fotos del armario
y he dejado volar mis gastados recuerdos,
pensando en aquellos tiempos que
paseábamos por el patio del colegio.

Querías descubrir nuevas dimensiones,
te aburrían siempre los mismos colores,
deseabas pintar las nubes de mil tonos diferentes,
teñir el mar con extrañas combinaciones,
pretendías mezclar el polvo de las estrellas
con el rayo de la tormenta
y fundir las plumas de los ángeles
con el rojo de tu sangre.

Colección Hundido en mi colchón

ULTRATUMBA

¡Silencio!, que nadie hable,
que solo el corazón siga latiendo.
Manos entrelazadas para
ahogar el dolor del sufrimiento.
Hoy sobran las palabras.

En su rostro se ha grabado
la expresión del frío atónito.
Sus ojos han cambiado la luz del día
por la profundidad de la oscuridad.
Mañana tendrá que buscar
en el firmamento la paz de su alma.

Alguien llora, todos están tristes.
Es tarde de angustia,
de lágrimas sin consuelo,
de abrazos callados,
de riguroso luto a la hora
de su último trayecto.

Quizá mañana, después del entierro,
cuando a ultratumba su aurora
viaje entre coronas de flores,
solo entonces, nosotros romperemos
nuestro amargo silencio.


Colección Hundido en mi colchón

martes, 11 de enero de 2011

MORIR EN TUS OJOS NEGROS

De madrugada, al pensar en tus ojos,
veo un gran mar en calma.
Al fondo, también veo la ola quebrada
que arriba con espuma en la cresta.
Y en un rincón, el cielo se llena de bruma
mientras el rayo y el trueno los despiertan.
¡Cuánto tiempo llevo despabilado,
esperando el madrugar de tus ojos negros
para que traigan la luz a mi casa y a mi cielo!
Vengo de otros amores ciegos,
en donde no encontré en sus ojos
la luz del amanecer, ni la albor del alba.
Amores oscuros, de largas travesías
en las brumas del desierto,
en donde el sol nunca llega.
Serás tú mi lazarillo,
la que guíe mi vida hasta el infinito,
y si tengo que morir de amor,
¡que sea al calor de tus hermosos ojos negros!

Colección Hablemos de ti

TRES VIDAS PARA AMARTE

¡Qué irremediable turbación
siento cuando te veo
y qué nervios me produces
cuando abrazas mi cuerpo!
Sucumbo una y otra
y otras mil veces,
cada vez que me das un beso.
De tus labios soy esclavo
y vivo encadenado
al fuego de tu aliento,
y me abraso en el infierno
de mis libidinosos pensamientos.
En cada palabra de amor
que sale de tu boca,
me corroe la pasión
y siento un eléctrico estremecimiento,
hasta mi último vello.
Y en este mismísimo momento,
solo pienso en derretirme en tu cuerpo:
con mis dedos acariciarte
mansamente los pechos,
y con mi boca comer de tu boca
hasta volverte loca.
Tú eres, amor mío, mi vicio,
mi lujuria, mi delito.
Serás mis próximas tres vidas,
si es que me quedan más vidas
¡después de esta vida!

Colección Hablemos de ti

VERSO A VERSO, BESO A BESO.

VERSO A VERSO, BESO A BESO. Si la memoria no me falla, queda lejos, muy lejos, aquel primer verso que nació fruto del amor con el primer bes...