LA MOCHILLA AZUL.
Me levanté de madrugada sin hacer ruido. Había decidido marcharme, el amor se había terminado. Me senté sobre la cama y la miré, le pedí perdón en silencio y la besé en la frente.
No encontraba las palabras para que entendiera que el amor no es eterno y no siempre tienen un final feliz como en las películas.
Abrí la mochila y me dispuse a llenarla: El libro de poesía, la camiseta del Barça, fotos del viaje a New York de nuestro primer aniversario. Recuerdos materiales y sentimientos que siempre tendré presente y harán que no la olvide fácilmente.
No hay comentarios:
Publicar un comentario