sábado, 18 de diciembre de 2010

A LA SOMBRA DE UN PINO VERDE

Bajo un caluroso sol de verano,
paseábamos por estrechos caminos,
entre casitas blancas y rebaños de ovejas.
A lo lejos, repicaba la campana
de una iglesia pintada de cal viva. 

Caminábamos sin rumbo hacia
la sombra de un monte de pinos verdes.
El grillo, la mariposa, la lagartija,
el pájaro, el gato, la liebre,
eran nuestros compañeros de viaje.

Mi voz, temerosa de mi pareja
y de la soledad del paraje,
pronunciaba de vez en cuando
alguna que otra palabra sin sentido.
A cada una, su risa sonaba en el silencio
de aquel bosque de pinos verdes,
como una banda desafinada.

Los pájaros seguían piando a nuestro paso
y los grillos no paraban de dar la lata.
Cansados del trayecto nos sentamos
sobre una piedra a la sombra de un viejo pino.

Yo seguía temblando, emocionado,
cada vez que miraba a aquella niña
de carita de ángel, de olor a romero,
a tomillo y a lavanda.
 
Puso su mano sobre mi mano,
¡Pensé que me moría!
Puso sus labios sobres mis labios,
¡Pensé que me moría!
Me dijo al oído que me quería
¡Pensé que me moría!

En un solo instante,
su mano, sus labios, su voz
me recordaba que me amaba.
¡No fue solo un beso,
ni tampoco fue un sueño
porque yo también la quise!
¿Quién sabrá nunca si
fue la mariposa o el grillo,
el tomillo o la lavanda,
el camino o el pino verde?

¿Quién sabrá hoy dónde estará
mi niña de carita de ángel?


 Colección, Hablemos de ti

jueves, 16 de diciembre de 2010

UN SUEÑO PARA DOS

Llegó a mi isla,
dulce y hermosa,
rodeada de una aureola
de luz y fuego.

Aquel mismo día,
soñé que con ella dormía,
navegando en un velero,
surcando el Mediterráneo
sobre un mar azul cielo.

Dejé al sueño
que navegara a la deriva,
mientras la contemplaba
boquiabierto jugando 
desnuda con la aurora.

Ya sé que todo
fue fruto de mi mente,
pero fue entonces,
en aquel mismo instante,
cuando su sueño
se coló en mi sueño,
y en un mar abierto,
seguimos los dos
navegando en el mismo sueño.

Sus ojos cual estrella polar,
me guiaban, y a su lado,
encontré la paz y la calma
que mi alma ansiaba.

La noche nos envolvió
en su manto negro, a juego
con las estrellas chispeantes
y una luna llena plateada.
Mientras, un coro angelical
le cantaba una canción de cuna.

Pernocté toda la noche
con mi mano sobre su cara,
con mis labios pegados a sus labios
y con los ojos atento,
para que no despertara
nunca jamás de su sueño.

Sus labios, de repente
despertaron del sueño
y me tiñó los labios
con un beso ardiente,
salido de las profundidades del mar,
¡con sabor a algas y a sal!

Salió del sueño llorando,
entre rayos y truenos
y yo quedé anclado en mi sueño,
buscándola en cada puerto.

Colección, Hablemos de ti

miércoles, 15 de diciembre de 2010

COMO UNA OLA

¡Qué dulce es imaginar
un desperar acariciándote
lentamente y comprobar
que tú eres la ola, ola, ola  
y yo un náufrago en tu mar!

¡Que ola tras ola rizada
con espuma encrestada,
alcanza mansamente la orilla
para besar mi boca salada!

E intuyo la ola, ola, ola
continua, fluida y fresca.
Ola de aroma de sal marina,
así es mi ola, ola, ola,
cuando llega al despertar.

Y así espero, pacientemente
la ola, ola, ola  plateada,
infinita y lejana, cada mañana
tumbado en la arena, para jugar
con ella, con mis dedos en su playa.

 Colección, Hablemos de ti

sábado, 11 de diciembre de 2010

UN NOVIO PASTELERO

Amada de mi alma,
si hoy pudiera elegir
un nuevo oficio,
sin duda alguna
pediría el de pastelero,
porque desde que te conozco
la pastelería para mí
no tiene secretos.

Y al mezclar los ingredientes,
inventaría un pastel diferente:
con tu cuerpo haría el bizcocho,
con tu pelo, cabello de ángel,
con tus ojos, azúcar moreno,
de tus labios, fruta fresca
y de tus pechos dulce chocolate.

¿Ves, querida, como tengo
todos los elementos
para hacer de tu cuerpo
un pastelillo inédito?

¿Te das cuenta ahora, vida mía,
por qué le pongo tanto esmero
a cada caricia y a cada beso?

No es solo por el hecho del deseo,
¡válgame dios, que también es cierto!
pero sin duda es porque
aprendo en cada encuentro.

¡Ay, amada mía,
si yo fuera pastelero
haría un millón de pasteles
para envidia de la gente,
para que creyeran
que en cada pastelito
se llevan un cachito de cielo!

jueves, 9 de diciembre de 2010

LA MANO QUE MECE TUS SUEÑOS

Aparecía en lo alto la luna,
inundando el mar de estrellas. 

En la habitación con luz de velas,
ella jugaba con las sombras.

Sobre la mesita un jarro de rosas
y una foto de dos jóvenes corazones.
Las velas lloraban a cada instante
el paso inexorable de la noche.

Por la ventana llagaba el suspirar
de las olas, al llegar a la playa,
y el viento silbaba una romántica
canción a ritmo de salsa.

Ella, inocente, jugaba con las manos
y me preguntaba cosas sin importancia
para que relatara historias fantásticas,
que yo me inventaba, mientras me miraba.
  

¡Ay, cuánta gracia escondía su sonrisa!
¡Cuánta alegría contenía cuando yo le platicaba
de brujas, de princesas, de duendes y de hadas! 

Se abrazaba a mi cuello y su boca me callaba.

Se nos caía la noche con tanta charla
y nos hallaba el alba, como tantos días,
jugando con las sombras de las últimas llamas,
dibujando sobre la pared blanca, dos alas.

Se nos fue la luna, se nos iba la llama,
se nos fue la ola, se perdió la samba.
Pero cada mañana quedaban dos almas,
almas abrazadas, mientras el mundo se apagaba.

Mi boca pegada, las manos entrelazadas,
el silencio se hace presente en la estancia.
Concluyeron las caricias y las fábulas.

-Duerme, mi amada,
que yo acunaré tu cama,
luego, me apoderaré de tus sueños,
para atravesar el cielo
volando en palomas blancas,
hacia un lugar, allá a lo lejos,
donde el sol nunca salga.



Colección, Hablemos de ti

martes, 7 de diciembre de 2010

CÓMO PINTAR UN BESO

¿Cómo explicar lo que
siento en cada beso?
Es la suma del olor
púrpura del jazmín
y el matiz espeso del cerezo;
es la luz de un espejo
que refleja tu rostro
cuando te peinas el cabello.

No es pasión lo que hace
que te diga lo que pienso.
Te juro que cada uno
de ellos es como el primero.
El viento del oeste me somete
y Cupido hace el resto,
tormenta y calma hallo,
de uno al otro encuentro.

El color de tus labios
me tiene preso;
unas veces rojos,
como claveles tiernos;
otras del color del cielo,
y en cada aliento,
se vuelven del color
del oro, mirra e incienso.

Cómo decirte,
sin ruborizarme,
que los adoro,
que no existe mejor néctar
que el de tus labios y
que el tiempo se hace eterno
cuando no los beso,
porque no veo cuando
el sol y la luna juegan con ellos.
  Colección, Hablemos de ti

lunes, 6 de diciembre de 2010

NO OLVIDES QUE NO SE PUEDE OLVIDAR

¡Ay, Señor, cuánto tonto anda suelto
que dice que la distancia es el olvido
y no sabe que cuando más duele el amor
es cuando anda lejos la persona que amamos!

Enciende la memoria y pone en marcha
la maquinaria diabólica de la nostalgia,
y si no la paras, puede dolerte hasta el alma,
igual te pilla de día, de noche o al alba.

¡Qué lejos está el olvido! Aunque que viva al lado,
da lo mismo que esté en Murcia o en Chicago.
Cada vez que te acuerdes, quisieras no haber nacido;
el dolor se hace intenso y preferirías no haber querido. 

Pobre del que vive en la ignorancia
y cree por un solo instante que ya ha olvidado,
y porque ya no sufre está salvado, ¡pobre diablo!
¡Corre, corre, que por mucho que corras no estás curado!

Puede alejarse el tren de tus recuerdos,
pero los pensamientos son eternos.
Tal vez un día creas que los has borrado,
pero cuando mires atrás, verás que tienes un pasado.

Y allí seguirán, mirándote burdamente,
¡la distancia y el olvido no existen,
son fruto de tu mente!


Colección, Hablemos de ti 

VERSO A VERSO, BESO A BESO.

VERSO A VERSO, BESO A BESO. Si la memoria no me falla, queda lejos, muy lejos, aquel primer verso que nació fruto del amor con el primer bes...