Si es que aunque no quieras esta gente te saca de quicio, no es de recibo que tengamos de aguantar todas sus neuras y estupideces en público y luego decirnos que el pueblo tiene la última palabra.
Si es que tengo vergüenza ajena de verlos por la tele o de escucharlos por la radio. No puedo con ellos. ¿Dónde se han criado? ¿En qué colegio o universidad han estudiado? ¿Dónde han aprendido este vocabulario? ¡Vaya pollos que montan! Y más preguntas que me quedo en el tintero.
¿Quién les ha hecho creer que el pueblo los quiere de representantes? Qué no, señores y señoras, que no los queremos. Váyanse ustedes a trabajar por ahí. Que me avergüenzan, que no los quisiera como familia, ni amigos, ni me tomaría una caña con ninguno de ustedes.
Lo primero que tendrían de tener es modales y respeto, porque aquí no vale todo a cualquier precio. Lo único que consiguen del pueblo es desprecio. No nos importa ni los motivos ni las intenciones de poder que les obsesiona y les aparta del objetivo. De verdad lo digo, es que llegado este punto, lo único que han conseguido de nosotros es la indiferencia.
No olviden, que ustedes, son trabajadores por cuenta ajena, de unos servidores, que les pagamos para dar ejemplo a nuestros hijos y nietos y deberían a aprender a ser más modestos entre ustedes. Y ser un ejemplo con el pueblo que les paga y no ir haciendo el payaso por la tele y en la radio o donde vayan. Porque sepan que ustedes no dan la talla. ¡Compórtense! Y dignifiquen su profesión y no nos pongan la cara colorada a medida que vamos conociendo a los personajes que intentan gobernarnos.
Aquí no vale todo. No, no debería. No nos tomen el pelo y dejen de jugar al gato y al ratón y a pasarse la pelota de uno otro, que esta fórmula es de mentes cortas y estrechas. Compórtense como personas y si no saben hacerlo, tengan ustedes la dignidad de dimitir, que el pueblo saldrá ganando, que al fin y al cabo, es de lo que se trata.
Colección: CRÓNICAS DEL CORONAVIRUS Y LA MADRE QUE LO PARIÓ.
