De una chica que hubiera jurado
que la tenía más que olvidada,
hoy sin saber por qué
me ha vuelto a la memoria.
Tal vez porque hoy es día de lluvia,
tal vez porque hoy mi memoria
se siente viajera y nostálgica.
La melancolía me hace sacar la pluma
y pongo un papel en blanco sobre la mesa,
mientras que la tinta va dibujando con
sílabas
los paisajes de una tarde soleada de verano
y de una chica de ojos
oscuros cogida a mi mano.
Me palpita el corazón con fuerza
inusitada.
Vuelvo irremediablemente al pasado
y me siento perdidamente enamorado
de unos ojos del color del carbón
y de un cuerpo de adolescente.
Si los recuerdos fueran vida,
ahora estaría medio muerto,
porque a pesar de mis esfuerzos
no puedo volver a oler la fragancia de su piel,
ni paladear el sabor de sus dulces
besos.
Siento no tener más tiempo
o no tener más recuerdos
que unos pocos lugares...
un bar, un cine, un paseo, unos labios.
Recuerdos perdidos de mi pasado
que ahora me hacen más
sensible
y me hacen sentir la añoranza de una chica
que todavía hace palpitar mi viejo corazón.
Y seguramente ha sido por este motivo
que he cogido la pluma con tanta ilusión,
para recordarme cómo era yo de adolescente,
cuando suspiraba toda la noche como un tonto
por el solo roce de sus labios.
Y será por estos motivos
que todavía conservo en mis libros
flores secas que nunca se han marchitado.
Y es por este motivo que en días como
hoy,
en días de lluvia melancólica, vuelvo a
abrir
el tarro de aquello que no tiene sentido,
y es por este motivo que desempolvo
de tanto en cuanto mis viejos amores.
Amores que nunca han muerto dentro de mí,
amores que siguen viviendo en mi mente
y que conservo en un rinconcito de mi memoria.
Colección Poemas sin ton ni son
