miércoles, 15 de febrero de 2012

EL FINAL DE UNA HISTORIA

Cuando llega el final de una historia,
es amiga, porque todo esta hecho
o simplemente porque se supone
que todavia todo esta por empezar.

Puedes llegar a pensar, que tú mundo es perfecto.
Creer, que late un solo corazón para los dos.
Imaginar que es real, o que lo real, es irreal.
Sueña y sigue soñando, que la felicidad es eterna.

Cuando llegue este temido final,
no olvides amiga, que nada estaba hecho
que todo estaba por comenzar.
Porque la felicidad no depende unicamente de ti,
porque siempre hace falta alguien muy especial
con quien compartir tan relativo bien.

Puedes soñar que eres feliz,
puedes pensar que todo esta hecho.
Que hoy has tocado el cielo,
pero al final, todo esta por decidir.

Sueña, sueña, pobre incauta,
ahora que la piel os exalta.
Pensar, que el amor no tiene fin.
Pensar, que la obra magistral de vuestras vidas
esta escrita y vosotros sois simples actores.

Soñar con la eternidad venidera,
pensar que jamás el amor os hará una mala jugarreta,
que será como en los tiempos, de Romeo y Julieta

Soñar y pensar que el final nunca lleguerá
y trabajar para que el amor, triunfe sobre el mal.


Colección Almas nostálgicas
 

martes, 14 de febrero de 2012

LAS FLECHAS DE CUPIDO

Si te viera desnuda
y con el arco en las manos,
la flecha del amor
en el pecho te clavaría.

Si en la herida, la sangre
del corazón brotase,
con mi boca la sellaría.

Amada, abre los brazos
y cierra los ojos
sin ningún recelo.

Si sientes calor
en el cuerpo,
si te queman los labios
y crees desfallecer...

¡Es que he dado en la diana!

Piensa que ya es tarde
para volver atrás…,
¡y tendré que hacerte mía!


                                           !Para todos los que estamos enamorados!

Colección Puntas de lápices

domingo, 12 de febrero de 2012

SERÉ DE MIL COLORES

Seré, amor,
todo aquello
que tú quieras.

Seré verdad
y secreto.

Seré el viento...,
callado y transparente.

La lluvia…,
melancólica y fina.

Seré la rosa…,
llena de espinas.

Tu perro…,
fiel y meloso.

Seré en la habitación…,
luz de luna llena.

Y en la cama...,
brazo de fuego.

Y si tú quieres, amor…,
solo si tú quieres.

Tú serás el arco iris...
y yo te bañaré de colores.



 Colección Puntas de lápices

viernes, 10 de febrero de 2012

UN RELOJ MUY ESPECIAL

Las mejillas de mi niña
son como las rosas…,
como la rosa roja y escarlata.

Me deleita a cada mirada
y las horas nos vuelan
entre promesas y sonrisas.

Mi reloj es original,
tiene las flechas especiales.
Una es de plomo
y la otra de plata.

Cuando Ella no está,
a cada minuto se atrasan,
y cuando nos abrazamos,
nos roban las horas
entre cantos y danzas.

Las mejillas de mi niña
son como las rosas…,
como la rosa roja y escarlata.

Colección Puntas de lápices

martes, 31 de enero de 2012

LA LLUVIA XVI

Los primeros rayos de sol entraron
por la ventana hasta besar las sábanas.
Ella seguía durmiendo serenamente.
Yo no pude pegar ojo en toda la noche.
Había soñado tanto tiempo en aquel reencuentro,
que no pude dormir contemplando tanta hermosura.

¡Dios mío, cuánta ternura, cuánta locura
ha emanado de estos dos cuerpos enamorados!
Mucho la he querido y mucho más pienso quererla
ahora que la vuelvo a tener conmigo.

Lo digo satisfecho desde el fondo del corazón,
desde el más recóndito rincón del placer.
Lo digo a gritos para que todo el mundo lo sepa.
Desde las montañas hasta los valles,
desde la ciudad hasta la isla,
desde Barcelona a Ushuaia,
quiero que todos sepan ¡que la amo!

Amo a esta mujer que me hace vivir, que me hace vibrar,
que me hace soñar en cada beso, en cada mirada.
Que desde hoy, desde mi pequeño reino, proclamo
a los cuatro vientos, proclamo que ELLA, mi amor,
es y será, hasta que yo muera... mi legítima "Reina".

La cogí de la mano y anduvimos desnudos,
la senté sobre el diván, cogí los óleos y los pinceles
y sobre la paleta inventé hermosos colores.

Le pinté su pelo, del negro de la noche cerrada.
Sus ojos, del color de la tormenta.
Pinté sus labios, rojos del color de la cereza.
Sus pechos, del color de la miel de abeja.
Pinté sus uñas, del rojo intenso de la fresa.
Y sus brazos y piernas, del color de la seda.

¡Al fin, había logrado pintar mi obra maestra!

Sonrió con carita de niña buena y me sentó
en el mismo diván donde ELLA antes posada
y embadurnando los pinceles, comenzó a pintar mi pelo,
 mi cara, mi pecho ¡pintó todos los poros de mi cuerpo!

Y me dijo al oído:

-Ahora yo también he pintado
el más hermoso de los dioses.
A partir de hoy tú serás mi Adonis,
el hombre más bello de la tierra,
el más hermoso que mis ojos
jamás habrán contemplado.

Me posé sobre sus labios como un colibrí
y le di mil besos y le dije mil veces “te quiero”.
Me tumbó en el suelo y jugamos a hacer el amor,
como dos locos enamorados, sobre los óleos
que habían quedado abandonados en el suelo.

En pleno romance y sin más...
agarré un jarrón de flores secas,
y postrándome a sus pies,
le dije sin titubear:

-¡Te quiero, amor mío!
Quisiera cuidarte cada día de mi vida.
Quisiera envejecer junto a estos
dos ojazos que me iluminan.

ELLA, con gran desparpajo,
arrancó la anilla de una lata de cerveza
y la introdujo a duras penas
en mi dedo meñique…
Y me respondió sin dudarlo:

-¡Sí, amor! Sí quiero ser tu amante,
 tu compañera y amiga.
Quiero ser la mujer y la musa
que te inspire cada día de tu vida…

Hoy, después de muchos años,
algunas veces cuando oímos el ruido
de la de lluvia caer sobre el tejado,
salimos al balcón y  hacemos el amor
¡como dos tontos enamorados!

                                                                           FIN


Colección Almas nostálgicas

viernes, 27 de enero de 2012

LA LLUVIA XV

ELLA fue alzando la cabeza despacio.
Se hizo eterno el intervalo del tiempo
que tardamos en cruzarnos las miradas.
Me temblaron las piernas, tembló el edificio,
tembló el mundo y mi alma se vino abajo.

Sus luminosos ojos de antaño, hoy llenos de mar,
se hundieron en los míos y unas lágrimas
como perlas resbalaron por sus pálidas mejillas.

Me acerqué incrédulo hasta su lado,
la levanté y le di un diminuto beso.
Me miró y lloró desconsolada.
Entramos al piso sin cruzar palabra,
ELLA seguía llorando y yo dándole besos.
La cogí en brazos hasta tumbarla en la cama.
Le quité el pañuelo y el abrigo, y sin dejar de mirarla,
le fui secando una a una, cada lágrima que derramaba.

ELLA, sin dejar de llorar, me acariciaba la cara.
No perecía la misma, algo en ELLA había cambiado.
Sus ojos ya no brillaban como dos diamantes,
sus labios se habían secado y su semblante afligido.

Entre sollozo y sollozo, espetó: ”te quiero”.
La piel se me electrizó y la abracé hechizado.
Aquella sola palabra había devuelto a mi corazón
toda la esperanza perdida durante tanto tiempo.

Le contesté con voz entrecortada:
-Yo siempre te he amado como un loco poseído.
Sin ti, mi vida no tiene sentido
y si te marchas otra vez de mi lado…
Mi vida se reduciría a cenizas....

-Amor mío, amor de mis amores,
 y si tú a mí no me quisieras,
 yo quisiera morir en el fuego de tus besos.

De repente, un sexto sentido nos devolvió
la pasión de dos viejos amantes, arrastrando
nuestro deseo como dos flores río abajo.

Abandonamos nuestras manos a su suerte
y rodaron sobre nuestras pieles desbocadas.
Hicimos con nuestra ropa jirones y de nuestras bocas
salieron  fragancias que embriagaron nuestras ansias.

Los cuerpos emanaban al viento sentimientos
de dos corazones amándose más allá del fuego.
Y así creció y así se hizo mucho más grande el amor
y el perfume, que desprendían nuestros corazones.

Jugué, jugamos con las manos,
con los pies, con los labios.
Jugué, jugamos a mirarnos,
jugamos a mimarnos.
Jugué, jugamos sin hablarnos,
jugamos a amarnos.

Se paralizaron las manecillas de reloj,
quedó colgada la luna en el cielo
y las nubes atrapadas en el espacio.
Quedó la rosa roja expentante,
quedó el pétalo flotando en el aire.
Quedó mi boca clavada en sus labios
y esperó la madrugada detrás de la ventana.


                                            Los labios se llenaron de sexo,
                                            la piel de dulce sabor a miel,
                                            mientras los ojos buscaban más allá...
                                            ¡dos almas nacidas para amarse!
   

Colección Almas nostálgicas


lunes, 23 de enero de 2012

LA LLUVIA XIV

Había pasado un año de la última vez que la vi.
Sentía en mis carnes que yo no era el de antes.
No había envejecido, no, pero sí que había
madurado anticipadamente y me sentía extraño.

El tiempo y la pena habían cambiado mi forma
de pensar, mi carácter y hasta mi forma de pintar.
Había perdido mi ángel, mi inocencia,¡ y cómo no!,
también había perdido la fe en el amor.
¡Algo tan vital para seguir viviendo!

Aquella tarde, caminaba cabizbajo hacia mi casa.
Las calles estaban mojadas y la niebla oscurecía
prematuramente la soledad de la noche.
A veces, pierdo el rumbo y voy y vengo sin destino,
ensimismado, hablando solo, de cosas sin sentido.

Sigo perdido en un limbo sin remedio. Nada soy, ni nada
tengo, tan solo me queda, un gesto cansado y aburrido.
Me pesa acarrear sobre mi espalda todo el tiempo y
recuerdos con este insufrible tufillo a naftalina.

Hoy no iré al bar de Paco, no estoy para jaranas,
porque si allí parase, terminaría en algún rincón dormido
y “la Rosa” tendría que arrastrarme hasta mi casa.
Y si mañana me preguntase que qué me había sucedido,
tendría que confesarle que me estoy muriendo lentamente,
detrás de una puerta que no tiene llave.

Al llegar al portal de mi edificio, encendí un cigarrillo.
Quería ver la luz de las farolas jugando con la niebla.
Subí las escaleras sin prisas, mi edificio no tiene ascensor.
La mitad de las bombillas no funcionan, con lo que la luz
se vuelve tenue, y a esta hora de la noche, el patio
de la escalera, se convierte en un lugar algo misterioso.

Casi siempre, subiendo, cuento los escalones;
son ocho por tramo, dieciséis por piso,
cuarenta y ocho en total hasta llegar a mi rellano.
Algunos días el trayecto se hace largo, sobre todo
los días que voy ebrio y tanto si vengo solo,
como acompañado, hago un entreacto en el camino.

Fue en el segundo piso, cuarto tramo,
cuando me dispuse a descansar y apurar el cigarrillo.
Cuando de repente, oí un liguero lamento, entonces,
apresuré mis pasos hasta llegar casi al rellano de mi piso.

Alguien estaba sentado en el último escalón.
La bombilla hacía tiempo que estaba fundida
y nadie la había repuesto. Entre las sombras,
no acertaba a reconocer la cara de aquella mujer,
que entre sollozos, allí permanecía sentada, inmóvil.
Le cubría el pelo un pañuelo e iba abrigada
con una abrigo oscuro de cuero, de cuello alto....

 Colección Almas nostálgicas

VERSO A VERSO, BESO A BESO.

VERSO A VERSO, BESO A BESO. Si la memoria no me falla, queda lejos, muy lejos, aquel primer verso que nació fruto del amor con el primer bes...