¿Qué me dices,
que confundes el placer
con el amor?
¿Qué quieres, que te dé mi opinión?
Bien, amiga, tal vez no puedas
confiar demasiado en mí,
pero si así lo deseas, ahí va eso:
Lo primero que tienes que hacer,
es escuchar tu corazón
y sentir con atención,
que es lo que te susurra al oído.
Si te dice que te quiere,
si te dice que le abraces,
si te dice que le cojas de la mano,
si te dice que le beses,
si te dice que le mires con ojos lánguidos
y si te dice bellas palabras,
no dudes, que todas estas señales son de amor.
Pero si por el contrario,
te pide que le hagas surcos en la piel,
te pide que le empapes de sudor,
te pide que le muerdas,
te pide que estés cerca de su aliento
y te pide que grites de pasión…
No dudes, amiga mía,
¡que esto también es auténtico amor!
Escribo poemas a la soledad, para hacerle compañía, haciéndole la espera más corta y más dulce la sonrisa. Soy de los que creen en el sonido del silencio o de los que habla con el mar. ¡Soy de aquellos que la gente piensa que estamos locos!
viernes, 28 de octubre de 2011
miércoles, 26 de octubre de 2011
NICHO FLORIDO DE CORONAS
¡Qué oscura y larga es la sombra
de un nicho florido de coronas!
El oscuro habitáculo me arrastra
hacia mi futuro eminente, y siento
la pluma helarse entre mis dedos.
El duelo pasa por delante del difunto;
las plañideras lloran desconsoladas
y la gente pasa, cabizbajo, susurrando.
La fila de caras afligidas de amigos
y familia se va perdiendo
por la puerta del cementerio,
dando por terminado el entierro.
Antes de anochecer, las puertas se cierran.
El duelo ha cumplido su propósito…
y el muerto se ha quedado solo.
de un nicho florido de coronas!
El oscuro habitáculo me arrastra
hacia mi futuro eminente, y siento
la pluma helarse entre mis dedos.
El duelo pasa por delante del difunto;
las plañideras lloran desconsoladas
y la gente pasa, cabizbajo, susurrando.
La fila de caras afligidas de amigos
y familia se va perdiendo
por la puerta del cementerio,
dando por terminado el entierro.
Antes de anochecer, las puertas se cierran.
El duelo ha cumplido su propósito…
y el muerto se ha quedado solo.
Que Dios lo tenga en su gloria.
¡Descanse en paz!
¡Descanse en paz!
lunes, 24 de octubre de 2011
EPITAFIO ESCRITO ENTRE MI PADRINO Y YO
En aquel montículo habían más de mil,
todos decían que estaban muertos,
¡y bien muertos que estaban!
Sabemos que no somos eternos
y que la vida, como un péndulo,
está a la “guait” y nos avisa en cada
entierro que un nicho nos espera.
Nos duele el dolor de los demás
y nos cuesta darnos cuenta
de nuestro irreversible final.
De verdad os digo que la vida
es un espejo poco original
y al final terminas detrás de
un par de caballos,
camino del cementerio.
Cuando a la vida llegamos,
ya tenemos el billete de vuelta.
Tan solo el deseo de
unos cuantos instantes,
nos endulzan la existencia.
A la hora de ponernos dentro
del ataúd, se secan los labios,
los ojos pierden la luz, y a partir
de este mismo instante, nos alejamos,
del resto de los mortales.
Estás muerto, desde el punto
donde dejaste de respirar.
Ya nunca más dirás, ni que sí, ni que no.
Eres tan solo un cadáver
¡y ahora tienes que huir del olvido!
Allí donde estés,
serás lo que quisiste ser,
hoja y flor de un jardín,
tierra roja, brazo de mar,
viento de poniente o rayo de alba.
En aquel montículo,
a los que hemos dejado,
se vuelven polvo,
pero del oscuro agujero
el alma se aleja y su recuerdo
se mezcla con la naturaleza
y el pensamiento
de los que los queremos.
¿Cómo puede ser,
si mi padrino está muerto,
que hoy este a mi lado
escribiendo su epitafio?
todos decían que estaban muertos,
¡y bien muertos que estaban!
Sabemos que no somos eternos
y que la vida, como un péndulo,
está a la “guait” y nos avisa en cada
entierro que un nicho nos espera.
Nos duele el dolor de los demás
y nos cuesta darnos cuenta
de nuestro irreversible final.
De verdad os digo que la vida
es un espejo poco original
y al final terminas detrás de
un par de caballos,
camino del cementerio.
Cuando a la vida llegamos,
ya tenemos el billete de vuelta.
Tan solo el deseo de
unos cuantos instantes,
nos endulzan la existencia.
A la hora de ponernos dentro
del ataúd, se secan los labios,
los ojos pierden la luz, y a partir
de este mismo instante, nos alejamos,
del resto de los mortales.
Estás muerto, desde el punto
donde dejaste de respirar.
Ya nunca más dirás, ni que sí, ni que no.
Eres tan solo un cadáver
¡y ahora tienes que huir del olvido!
Allí donde estés,
serás lo que quisiste ser,
hoja y flor de un jardín,
tierra roja, brazo de mar,
viento de poniente o rayo de alba.
En aquel montículo,
a los que hemos dejado,
se vuelven polvo,
pero del oscuro agujero
el alma se aleja y su recuerdo
se mezcla con la naturaleza
y el pensamiento
de los que los queremos.
¿Cómo puede ser,
si mi padrino está muerto,
que hoy este a mi lado
escribiendo su epitafio?
A mi padrino, para que nunca muera en nuestro corazón.
lunes, 17 de octubre de 2011
LA CASA DE MI AMADA
La campiña estaba verde,
las plantas despertaban
con el calor del día,
mientras las flores esperaban
los primeros rayos de sol,
para abrirse hermosas.
Las amapolas rojas
contrastaban con el amarillo
de los vinagrillos,
y en medio de aquel paisaje,
sobresalía un algarrobo
grande y viejo.
grande y viejo.
Por el camino,
los pajaritos piaban contentos
a la llegada de la primavera,
y una manada de palomos,
voloteaban por los alrededores.
Las lagartijas curiosas
sacaban la cabeza entre las rocas,
para ver pasar a un hombre enamorado.
Las paredes del camino
dirigían mis pasos hacia
la casa de mi amada.
De lejos, parecía un castillo,
sacado de un cuento de hadas.
Salía de dentro la naturaleza,
rodeada de naranjos,
de algún limonero y también
de una espesa higuera
de higos chumbos.
Y a todo esto, en el fondo,
una montaña de pinos verdes
que la protege de los malos vientos.

miércoles, 12 de octubre de 2011
MI PENÉLOPE
La bruma de la aurora
aún no se había levantado,
cuando la silueta de una chica,
apareció sobre una roca.
El mar, todavía dormía
en la bonanza de la noche.
Y en el horizonte, el azul del alba,
chocaba con el verde del mar.
Las gaviotas revoloteaban
en incansables bailes en el cielo.
Algunas se dejaban caer en picado
para comer algún pescado.
A la chica, el viento de poniente
le aireaba dulcemente el pelo.
Descalza, con las manos cruzadas
en la espalda, y entre los dedos,
llevaba una pamela de paja
con un lazo rosado.
Vestía un fino vestido de gasa blanco,
que con la brisa marcaba
las formas de un bello cuerpo.
A todo esto, ella seguía impasible
contemplando el horizonte,
esperando la llegada de algún vapor
¡que le devolviera su gran amor!
aún no se había levantado,
cuando la silueta de una chica,
apareció sobre una roca.
El mar, todavía dormía
en la bonanza de la noche.
Y en el horizonte, el azul del alba,
chocaba con el verde del mar.
Las gaviotas revoloteaban
en incansables bailes en el cielo.
Algunas se dejaban caer en picado
para comer algún pescado.
A la chica, el viento de poniente
le aireaba dulcemente el pelo.
Descalza, con las manos cruzadas
en la espalda, y entre los dedos,
llevaba una pamela de paja
con un lazo rosado.
Vestía un fino vestido de gasa blanco,
que con la brisa marcaba
las formas de un bello cuerpo.
A todo esto, ella seguía impasible
contemplando el horizonte,
esperando la llegada de algún vapor
¡que le devolviera su gran amor!
domingo, 9 de octubre de 2011
SÁBANAS ARRUGADAS
Una sábana arrugada
esconde mil formas diferentes.
De repente, se transforma
en humana, como en una montaña.
Por los lados de la cama,
tan pronto aparece unas nalgas,
tres manos, como dos caras.
La sábana parece tener vida propia.
Respira, y desde las entrañas,
se le oye jadear ¡y hasta gritar!
Tiene formas humanas,
¡aunque muy extrañas!
Camina con un solo pie
y otras veces ¡de cuatro patas!
La luz de unas velas la hacen
todavía más sobrenatural.
Le sale una melena negra
y dos brazos peludos a la par.
Las arrugas cambian
por arte de magia,
mientras en cada posición,
me sorprende con una
nueva composición.
Misterios de la vida que nunca
nos dejan de sorprender.
¿Quién me hubiera dicho
que las sábanas tuvieran vida
y que hasta de placer gimieran?
esconde mil formas diferentes.
De repente, se transforma
en humana, como en una montaña.
Por los lados de la cama,
tan pronto aparece unas nalgas,
tres manos, como dos caras.
La sábana parece tener vida propia.
Respira, y desde las entrañas,
se le oye jadear ¡y hasta gritar!
Tiene formas humanas,
¡aunque muy extrañas!
Camina con un solo pie
y otras veces ¡de cuatro patas!
La luz de unas velas la hacen
todavía más sobrenatural.
Le sale una melena negra
y dos brazos peludos a la par.
Las arrugas cambian
por arte de magia,
mientras en cada posición,
me sorprende con una
nueva composición.
Misterios de la vida que nunca
nos dejan de sorprender.
¿Quién me hubiera dicho
que las sábanas tuvieran vida
y que hasta de placer gimieran?
sábado, 8 de octubre de 2011
MADAME, MADAME
La oscuridad de la habitación
y unos cuantos rayos de sol,
jugaban sobre su piel.
Tan solo unas gotas de sudor,
rompían la suavidad de su cuerpo,
en un caluroso mes de julio.
Abrazado al pecho,
acariciaba un gato negro.
Mientras, miraba con ojos tristes,
a través de la ventana
a las niñas que jugaban en la calle.
Macetas con plantas,
medio muertas de sed,
intentaban darle una nota de color
a una vieja cortina de ganchillo.
De las paredes empapeladas
con dibujos de flores rojas,
colgaban unos eróticos cuadros
de chicas desnudas.
Un perchero de pie, de tres brazos,
una cama de matrimonio
y dos mesitas de noche,
era todo el mobiliario
que ocupaba la estancia.
En un rincón del lavabo,
una toalla limpia y bien doblada.
¡Solo Dios sabe cuánto tiempo hacía
que aquella mujer vendía sus servicios!
Seguro que pasó muchos años jugando
con muñecas en la misma habitación,
cuando tan solo era una niña.
Igual que hoy juega con el gato,
esperando que algún cliente
llame a la puerta, en busca de compañía.
y unos cuantos rayos de sol,
jugaban sobre su piel.
Tan solo unas gotas de sudor,
rompían la suavidad de su cuerpo,
en un caluroso mes de julio.
Abrazado al pecho,
acariciaba un gato negro.
Mientras, miraba con ojos tristes,
a través de la ventana
a las niñas que jugaban en la calle.
Macetas con plantas,
medio muertas de sed,
intentaban darle una nota de color
a una vieja cortina de ganchillo.
De las paredes empapeladas
con dibujos de flores rojas,
colgaban unos eróticos cuadros
de chicas desnudas.
Un perchero de pie, de tres brazos,
una cama de matrimonio
y dos mesitas de noche,
era todo el mobiliario
que ocupaba la estancia.
En un rincón del lavabo,
una toalla limpia y bien doblada.
¡Solo Dios sabe cuánto tiempo hacía
que aquella mujer vendía sus servicios!
Seguro que pasó muchos años jugando
con muñecas en la misma habitación,
cuando tan solo era una niña.
Igual que hoy juega con el gato,
esperando que algún cliente
llame a la puerta, en busca de compañía.
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