Dulce y añorada enamorada.
Hoy quisiera que supieras
que nada en ti me es extraño
y que no hay nada en el mundo
que quiera más que a ti.
Por esta razón te escribo
todas estas letras de amor:
En un día tan señalado
las flores se marchitarían
al ver tu cara de ángel
y no quisiera ofender tu olor,
elaborada con fragancias.
Ruiseñor, que con tu canto
haces desaparecer
mis momentos de mal humor
y dejas en mis labios
un gesto de ternura.
Tu romántica mirada
con que me obsequias
cada mañana me acompaña
hasta entrada la noche,
junto en el instante que me regalas
un beso a la hora de ir a la cama.
¡Que don me dio Dios,
el día que te conocí!
Si el tiempo volviera atrás,
volvería a estar en el mismo lugar
esperando que pasaras por allí.
Ayer noche, quise coger
una estrella para regalartela
pero la red no fue lo bastante grande.
He querido componerte una canción,
pero te confieso, que no he sabido
ni cómo empezarla.
Pues por esta sencilla razón
te mando cuatro letras
mal ordenadas para que sepas,
que eres la razón de mi vida.
Colección Muñecas de trapo
