TENGO UN DILEMA.
Me da miedo decirte que te quiero y que todo el día estás runruneando por mi cerebro. No es broma, durante la mañana me abrumas y no me das tregua. Las noches se hacen eternas y cuando me duermo, despiertas en mi sueño y te conviertes en una pesadilla.
Tengo un dilema, y es que debo que empezar a dejar de amarte en silencio. ¿Te
das cuenta por qué me sonrojo cuando me coges la mano y huyo despavorido a cada
roce de tu cuerpo?
¡Mejor me callo!, y sigo esperando que un día sientas lo mismo que yo siento.
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