Se hizo eterno el intervalo de tiempo que tardamos en cruzarnos las primeras miradas y mi alma se vino abajo al ver sus azules ojos hundidos de lágrimas. Me acerqué y le di un diminuto beso, beso que fue en aumento con el paso del momento, mientras entrabamos en el apartamento
Ella lloriqueaba y mientras la seguía consolando la cogí en brazos hasta tumbarla sobre la cama. La fui desnudando despacio y sin dejar de acariciarla le iba secando una a una cada lágrima. Embelesada de mis amores, me fue abrazando, mientras suplicaba con carita de ángel, que jamás la abandonara.
Colección: 💯 PALABRAS DE COLORES BRILLANTES.