lunes, 15 de abril de 2013

UN ÁNGEL GUERRERO

Tú lo sabías,
sabías que aquella noche,
cuando resbalaban por las paredes
las tinieblas invisibles de la luna,
yo cedería a tu perverso erotismo.

Tú lo sabías,
sabías que agrietarían mis carnes,
que cegarían mis pupilas,
que morirían mis entrañas
y me convertirías en ceniza.

Tú lo sabías,
sabías que en cada roce
emitiría un agudo gemido,
en cada beso robarías un trozo de alma
y que me irías quitando la vida sin prisa.

Tú lo sabías,
sabías que la noche sería tu aliada
y que tus ojos chispeantes correrían
por la cama, quebrando mi sonrisa.

Tú lo sabías,
sabías que no soportaría miradas ajenas
rodando por mi cuerpo,
que se clavarían como púas
y se hundirían más allá del mismísimo deseo.

Tú lo sabías, ¡lo sabías!
¿Y ahora, para qué necesitas mis ansias,
si ya no te sirvo para tus perversos juegos?
¡Tan solo te has convertido en la reina,
en la reina, de un mortal cualquiera!

Di, si tú lo sabías,
¿por qué tanta pirotécnica,
si con un sencillo beso...
yo ya me daba por vencido?


Colección Poemas de historias de ángeles 

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