sábado, 14 de noviembre de 2015

CORONA DE HOJALATA

¡Ay, amor, te he dado
cada gota de mi sangre,
y tú, reina de la nada,
luces orgullosa tus encantos,
entre piedras de bisutería
y corona de hojalata!

Ya no tengo nada que ofrecerte,
y así desfallece, día a día, el amor
de quien te dió la mano.
Tú, a cambio, ahora que ya no me quieres, 
me ofreces la otra mejilla;
la ruín, la egoista, la altiva...

Pero, cuando otro día,
vuelvas a porrear mi puerta,
me encontrarás tumbado
en mi choza de olvido,
entre notas rotas escritas
por este desdichado poeta.

Si un día volvieras, no dudaría
en darte cobijo a la vera de mi hoguera 
y te contaría historias de amor, 
que, como la nuestra, 
murieron por tener una alma enfermiza.


Colección A quién no le guste la poesía, 
            que arranque la primera letra. 

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UN DOMINGO CUALQUIERA EN MI ISLA. Desde un lugar privilegiado, en los confines de mi pueblo de pescadores, de aguas azules y casas blancas, ...