FRESAS CON NATA.
Al principio, parecía que la había llevado a mi terreno, lamía mis mejillas como si fueran de fresas con nata. De repente levantó la mano y pensé que se daba por vencida.
¡Inocente!. Nada más lejos de la realidad, con un golpe de cadera se dio la vuelta y quedé a su merced, me agarró de la cintura y me puso de bruces.
Su melena cubrió mi rostro y noté como sus yemas me acariciaban y sentí como mi vida volvía a tener sentido. Miles de mariposas revolotearon en mi estómago y percibí mi mente liberada de los problemas mundanos.
Colección 💯 PALABRAS DE COLORES BRILLANTES.