miércoles, 26 de octubre de 2011

NICHO FLORIDO DE CORONAS

¡Qué oscura y larga es la sombra
de un nicho florido de coronas!

El oscuro habitáculo me arrastra
hacia mi futuro eminente, y siento
la pluma helarse entre mis dedos.

El duelo pasa por delante del difunto;
las plañideras lloran desconsoladas
y la gente pasa, cabizbajo, susurrando.

La fila de caras afligidas de amigos
y familia se va perdiendo
por la puerta del cementerio,
dando por terminado el entierro.

Antes de anochecer, las puertas se cierran.
El duelo ha cumplido su propósito…
y el muerto se ha quedado solo.

Que Dios lo tenga en su gloria.
¡Descanse en paz!

Colección Almas nostálgicas

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