Atado de pies y manos, mordió mis labios y chupo la sangre. La recuerdo lamiendo mi cara con la intención de debilitar mi resistencia. Caprichosa de los juegos más oscuros, iba inventando juegos eróticos sobre mi maltrecho cuerpo. Su maldad se duplicaba y no paraba de jugar para acabar con mi esfuerzo para contener mi consciencia.
Abrió los brazos de par en par y volvió a sus cantos satánicos. Ofreció mi sangre a los altares y aunque mi mente ya estaba poseída, siguió arañando cada centímetro de mis carnes.
Allí amanecí solo, como alma en pena, más muerto que vivo.
Colección: 💯 PALABRAS DE COLORES BRILLANTES.
No hay comentarios:
Publicar un comentario